Washington, 5 mar (EFE).- El debate sobre qué estrategia seguir con Cuba ha vuelto a caldearse en Washington y en opinión de los expertos los astros se están alineando para el inicio de una etapa más distendida en la política de EE.UU. hacia La Habana.
Una de las primeras pruebas de fuego tendrá lugar de aquí al viernes cuando vence el plazo para que el Senado vote una propuesta para financiar el gobierno federal que incluye cláusulas para suavizar el embargo hacia Cuba.
El multimillonario proyecto de ley, que recibió ya la luz verde de la Cámara de Representantes, permitiría, entre otras cosas, que los estadounidenses con familiares en Cuba pudiesen viajar a la isla más a menudo y permanecer allí durante más tiempo.
La oposición de algunos republicanos y un demócrata, Robert Menéndez, convierte en incierta la suerte del proyecto, que necesita el respaldo de 60 de los 100 senadores para impedir tácticas dilatorias de los conservadores.
Mel Martínez, senador republicano por Florida, ha advertido que puede introducir una enmienda para eliminar las disposiciones relacionadas con Cuba o tratar de buscar suficiente apoyo para bloquear la iniciativa.
Pero independientemente del futuro del proyecto, los expertos consultados por Efe consideran que existe la suficiente voluntad para suavizar el aislacionismo de las últimas décadas.
Entre ellos está Vicki Huddleston, responsable de la sección de intereses estadounidenses en La Habana de 1999 a 2002 y que codirigió un estudio de la Institución Brookings sobre el actual periodo de transición en la política de EE.UU. hacia Cuba.
"Concluimos que no podemos ser eficaces mientras tengamos una política que aisla", destacó Huddleston, quien insistió en que es necesaria "una política de colaboración y constructiva".
El proyecto codirigido por Huddleston contó con la participación, entre otros, de Francisco Hernández, presidente de la Fundación Nacional Cubano-Americana, que abogó durante años por la mano dura con el régimen cubano.
La experta de Brookings vaticina que el Senado no aprobará el proyecto de ley en discusión pero no considera que eso sea un impedimento para el anticipado cambio de rumbo. En su opinión, sería mejor, de hecho, si la Casa Blanca toma la sartén por el mango.
La "hoja de ruta" para Cuba de la Institución Brookings recomienda, entre otras medidas, eliminar todas las restricciones a los viajes humanitarios a la isla, un mayor diálogo diplomático y la ampliación de las licencias de viaje, medidas que puede implementar el poder ejecutivo sin el visto bueno del Congreso.
Larry Birns, director del centro del Consejo de Estudios Hemisféricos, dice que no existe ya una oposición de peso a la revisión de la estrategia hacia La Habana.
La política estadounidense hacia Cuba se fraguó en plena Guerra Fría y se ha mantenido, en gran medida, por la oposición de la comunidad cubano-americana, que rechazó durante décadas una postura más moderada.
Dada la importancia de Florida en las elecciones presidenciales, tanto los legisladores demócratas como los republicanos y la Casa Blanca han tendido a alinearse con la influyente comunidad cubano-americana del estado.
Pero las cosas están cambiando. Un sondeo reciente de la Universidad Internacional de Florida muestra que el 55 por ciento de los cubano-americanos está a favor de levantar el embargo.
"Atravesamos por un momento excepcional que presenta una oportunidad igualmente excepcional", afirmó Birns, quien recordó que desde la Cámara de Comercio de EE.UU. hasta las compañías de la lista Fortune 500 y organizaciones religiosas y cívicas piden la normalización de las relaciones.
Además y, según Birns, el que Richard Lugar, el republicano de mayor rango en el Comité de Asuntos Exteriores del Senado, haya descrito el embargo como un fracaso, fuerza la actuación del presidente Barack Obama.
"Obama no puede permitir que Lugar se coloque a su izquierda", afirmó Birns. La Casa Blanca ha mantenido silencio sobre Cuba a la espera de que el Departamento de Estado complete su revisión de la política hacia el régimen cubano.
Aun así, Obama dejó claro durante la campaña que respalda la relajación de las restricciones sobre los viajes y el envío de remesas.
Opositores rotundos del régimen de Raúl Castro como Frank Calzón, director ejecutivo de la Fundación para una Cuba Libre, creen, de todos modos, que el presidente no debería de tomar decisiones hasta que no se libere a todos los presos políticos de la isla.