Según el Informe del PNUD, en el país, “la pobreza de ingresos sólo cuenta una parte de la historia”, lo cual implica, según detalla dicho contenido, “que quienes viven por encima de la línea de la pobreza extrema monetaria pueden aún sufrir privaciones en educación, salud y condiciones de vida”.
¿Más penurias? Preguntaría cualquiera alarmado. El asunto es que en buen decir “la cuenta no da…” Se niega el por ciento que por ley corresponde a la educación y, sin embargo, los datos muestran un crecimiento económico que no acompaña la realidad de las mayorías.
Que la República Dominicana haya descendido posiciones entre 2000 y 2010, en cuanto a su sistema educativo, tal y como apunta un informe de Naciones Unidas, ya no es noticia. El problema es que una cosa se suma a la otra y a menos instrucción educativa, menores son las oportunidades de desarrollo y consecuentemente, como ha sucedido en el año que concluye, el país lidera la triste proporción de adolescentes embarazadas, al contar 109 por cada mil mujeres entre 15 y 19 años. De manera que hablamos del puesto 16 de una lista de 136, sólo superada por Nicaragua en Latinoamérica.
Ni hablar la tasa de mortalidad maternal, que debe ser objeto de otro editorial, porque cada vez más los errores se visten de negro en la República Dominicana, que ya ocupa el lugar 55 de 136 países, lo cual supone que 150 mujeres mueren por causas relacionadas al embarazo por cada 100,000 nacidos vivos, entre ellas, estas niñas adolescentes que cambian sus cuadernos por una maternidad no deseada.