El Centro Audiológico Dominicano está ubicado en la calle 2, número 25, en la Urbanización El Millón, aledaño al Instituto de Ayuda al Sordo, Santa Rosa, en Santo Domingo.
Sus servicios son ofrecidos a personas de todas las edades y el doctor Orlando Mejía Morató, quien desde hace más de un año realiza allí sus consultas como otorrinolaringólogo, advierte que en este momento se llevan a cabo tres tipos de pruebas: Audiometría Tonal, Timpanometría y Logoaudiometría:
“Es muy importante saber que se puede diagnosticar en niños recién nacidos cualquier problema auditivo. Por ejemplo, a quienes nacen con el síndrome de Down, se le realizan estudios; también en los bebés de bajo peso, que estuvieron en incubadoras o padecieron algún tipo de ictericia; algunos de esos problemas diagnosticados por el pediatra.
En todos esos casos es bueno traerlos aquí para hacerle supervisiones y ver si hubo o no alguna pérdida de la audición. Es que mientras más temprano se detecta, se pueden poner tratamientos mejores y así no se agudiza la enfermedad”. Reflexiona el especialista.
Según estimaciones de la Federación Mundial de Sordos, en el mundo hay alrededor de 70 millones de personas con deficiencias auditivas. Wikipedia señala que los sordos y sordas no viven en “comunidades determinadas geográficamente: viven en el seno de comunidades de personas oyentes mayoritarias, por cuya cultura están asimismo moldeados”.
Por tal razón, es imprescindible prestar atención a “la actitud discriminatoria que existe hacia las personas sordas por parte de los colectivos oyentes”. La sordera está considerada una enfermedad y el sordo, un enfermo que debe ser curado.
DominicanosHoy.com agradece al Instituto de Ayuda al Sordo Santa Rosa, particularmente, a Onelia Aybar, directora del Centro Educativo y a Eduardo De Moya, miembro de su Junta Directiva, el encuentro con el doctor Orlando Mejía Morató en el Centro Audiológico Dominicano, porque este trabajo debe servir para alertar a madres, padres y también a personas adultas.
Si bien pudimos conocer a través del doctor Mejía, que es más alto el porcentaje de bebés con síndrome de Dawn que padecen de hipoacusia, hay un número significativo de sordera en el país.
Muchos ejemplos existen de menores que en las escuelas pierden la orientación, atención a clases y mientras que los adultos les requieren por falta de disciplina, la causa está en la carencia auditiva.
“Aquí realizamos pruebas a niños pequeños y también a los más grandes”, explica el doctor y razona: “Eso depende de cómo colaboran los menores; se hacen con juegos, por ejemplo. Es que la audiometría es el estudio clave, desde niños hasta ancianos. Ya muchos colegios envían alumnos del primer ingreso para hacerle las pruebas, al observar cualquier discapacidad en este sentido.
“Es en las aulas donde más se detectan estos déficit de audición: esa desorientación, cuando no escuchan bien al profesor o si lo oyen, a veces es a través de palabras distorsionadas. Entonces, estas pruebas lo diagnostican”.
– En función de la labor que desarrolla el Instituto, ¿han aumentado los casos que recurren aquí en busca de ayuda y orientación? “Entiendo que aún son pocos los que recurren a nuestros servicios. Pero, ya vienen algunos remitidos por otros especialistas, instituciones, o por medio de sus familiares.
Creo que irán incrementándose y ya el Instituto tiene previsto capacitar a quienes van a apoyar este servicio con la calidad requerida. El Centro Audiológico Dominicano debe ser uno de los soportes económicos de la institución en su ayuda al sordo”.
-Una vez diagnosticado el menor con dificultades auditivas, ¿usted ha podido seguir el caso y saber si mejora?
“Si, hemos podido, en ocasiones ver resultados. Hace poco llegó al centro una niña muy pequeñita, a quien llamaban y no respondía; ni siquiera alzaba la cabeza. Le diagnosticamos y pusimos los audífonos. Ya se orienta, levanta su cabecita y hay que ver cómo sonríe.
“Es que si se necesita audífonos, hay que ponerlos cuanto antes. No es lo mismo tratar una Hipoacusia temprana, que tardía. Es necesario actuar a tiempo para que puedan educar su cerebro. Porque la enfermedad se agudiza”.
– ¿Inciden también los genes?
“Sí, a veces es hereditaria”.
– ¿Cuánto influyen los ruidos en la sordera?
“Mucho, lamentablemente, nuestro país es muy bullicioso y esas bocinas, colmadones con música alta, discotecas, etc., afectan la audición.
“Me llama la atención el caso de los choferes de transporte, sobre todo del transporte público, de los cuales, una sola empresa les envió a hacerles estudios y la gran mayoría presentó pérdida de audición. Incluso, una bocina no la podían escuchar algunos porque padecían sordera aguda. La caída audicional es muy fuerte y sin embargo, para la creencia de muchos, ellos oyen bien y cuando les hablaron de hacerles estas pruebas dijeron que no la necesitaban”.