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Descubre Loma Guaconejo y Playa Esmeralda

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Si alguien alguna vez me pregunta: Cuál sería el fin de semana ideal para ti en la República Dominicana? Yo contestaría: el fin de semana perfecto para mi consistiría en loma y playa.
Y éste fin de semana, me pasó precisamente eso!
La loma ésta vez fue la Reserva Científica Loma Guaconejo ubicada en Nagua. Los senderos Guaconejo, te llevan a uno de los últimos reductos del bosque húmedo subtropical de la isla Hispaniola, uno de los más conservadores del país, donde se encuentra una gran diversidad de especies de fauna, flora, muchas de ellas endémicas.
Disfruté mucho de estos senderos, para ser sincera, porque eran muy poco elevados y el caminar me resultaba agradable y no retante como algunos senderos que he visitado, que a pesar de que disfruto de esos, existen los momentos que quiero simplemente caminar entre rios y arboles con calma y simplemente disfrutar del paisaje y del sonido. Don Ramón, nuestro guía, ha sido uno de los mejores guias que he tenido la oportunidad de conocer en mis exploraciones y la razón por la cual digo eso es porque el nos permitía disfrutar de cada paisaje, cada manantial, sin prisa. El tiempo en Guaconejo parece detenerse y esto es tan refrescante cuando uno vive en la capital, entre bocinas, tapones y agresividad.
En Guaconejo fue la primera vez que tuve la oportunidad de caminar entre manantiales, literalmente con mis pies adentro del agua mojándose, no recuerdo cuantos tuve que cruzar, pero la experiencia me resultó agradable ya que estos manantiales eran suaves y de muy poca profundidad. Pero lo mejor de estos manantiales era la temperatura. Los que me conocen saben muy bien que a pesar de ser amante de la naturaleza, le tengo una fobia terrible al agua fria, mi cuerpo simplemente la rechaza! Aquí no tuve ese problema y entrarme no fue un proceso de 10 minutos como normalmente lo es. Después que estaba adentro no quería salir y me hubiese podido pasar el día enterito ahí adentro, alternando entre nado y masaje, ya que las dos cascadas que habían te daban un rico masaje si te ponías debajo de ellas.
Cuando terminamos el recorrido de Guaconejo vino el premio. Esta vez no tuvimos que montarnos en una guagua para regresar a la capital entre anécdotas y risas sobre lo ocurrido ese día, sino que pudimos hacer esto allá mismo frente a una fogata mientras esperábamos la rica cenita que nos preparaba Manny en el barbeque. Manny descubrió el palo de Guaconejo que hace maravillas para prender un bbq, y por ésta razón no tuvimos que durar media hora para prenderlo. Pasamos una agradable noche en compañía de Julian, quien es el encargado de cuidar de Guaconejo en la noche. Todo estaba tan perfecto y predestinado que en Nagua habia caido lluvia por 6 días consecutivos y cuando llegamos no habia ni una sola nube en el cielo, y fue por ésta razón que pudimos disfrutar de un precioso cielo estrellado. Y además una buena cantidad de luciérnagas iluminaban la noche, sentí como si fuese un espectaculo preparado solamente para nosotros.
Cuando finalmente terminó el día, teníamos el lugar perfecto para dormir; unas casitas de madera tan acogedoras que me podía pasar ahí una semana enterita imaginándome que era mi hogar. Cada habitación tiene su propio baño y 4 “bunk beds”, y contaban también con dos puertas y dos ventanas, una que daba al área común donde tuvimos la fogata y que venia siendo el frente, y otra que daba hacia un balconsito desde donde podías apreciar una vista espectacular. La temperatura se sentía tan perfecta que no hacía falta ni abanico y mucho menos aire acondicionado. Dormí como una bebe con los sonidos de la naturaleza.
Esperaba con ansias la próxima mañana, ya que sabia que íbamos con destino a Rio San Juan a juntarnos con una exploradora francesa con la cual estamos organizando una limpieza allá. Pero al día siguiente decidimos antes de llegar a nuestro último destino del fin de semana, explorar un poco la costa norte. Esta exploración fue todo un banquete para mis ojos. El primer manjar visual fue precisamente en la carretera de Nagua, con una preciosa vista al mar.
Después de esto pasamos por la entrada de Playa Esmeralda, y casi no entramos pero algo nos hizo retornar. Wow! Fue amor a primera vista! Para mi particularmente, esta es la playa perfecta o tal vez, exploradora al fin, fue la impresión de la novedad que me dejó con esta sensación, siempre pienso que el último lugar que visité fue el mejor! Pero todavía sigo pensando que esta playa fue maravillosa. Es una playa tranquila con olas casi inexistentes. Cuenta con arena blanca y el agua azul clarita, donde puedes caminar por un buen rato y en ningún momento estas en profundidad. A su alrededor tiene unos manglares para tu disfrute visual. La temperatura del agua es ideal ya que es tibia con corrientes frias por la desembocadura de una laguna. Es el tipo de playa donde te puedes sentar y tomarte un traguito sin que venga una ola de imprudente a interrumpir este momento. Es mi tipo de playa y estoy ansiosa por volver ya. Y allá estaré pronto una vez más.

De Olyenka Sang
Vea un foto reportaje de nuestra ultima visita a Guaconejo y Esmeralda: http://exploradominicana.com

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