Greenpeace instó este lunes a combatir la caza de la ballena jorobada al Gobierno de la República Dominicana, país que recibe cada año la visita de unos 900 ejemplares de esta especie, cuya caza fue autorizada en junio pasado por la Comisión Ballenera Internacional tras 20 años de prohibición.
El coordinador de la campaña de océanos de la organización ecologista en América Latina, Milko Schvartzman, en declaraciones a Efe en Santo Domingo, explicó que el país caribeño se adhirió en 2009 a la Comisión Ballenera, pero no ha satisfecho la cuota anual que le otorga voz y voto en las reuniones de este organismo.
El impago de esta cantidad, de algo más de 10.000 dólares, impidió a República Dominicana oponerse con su voto a la concesión de una cuota de caza anual de nueve ballenas jorobadas a Groenlandia por tres años, aprobada en la reunión que celebró en junio en Agadir (Marruecos) la Comisión Ballenera Internacional.
Este organismo, compuesto por 88 países, regula la caza de los cetáceos y otras acciones relativas al estudio y a las políticas turísticas que afectan a las poblaciones de ballenas.
"No sólo nos importa que República Dominicana tenga voz y voto en la comisión", sino que su presencia en este organismo es importante porque "es el país más importante de avistamiento de cetáceos de todo el Caribe".
Frente a la península de Samaná, al norte del país, la República Dominicana dispone del único santuario (zona de estudio y protección) de ballenas jorobadas de la región caribeña, lugar que los cetáceos visitan cada año para aparearse y dar a luz.
Según Schvartzman, "cada voto cuenta" en la Comisión Ballenera Internacional, por lo que la presencia de representantes del Gobierno del país caribeño en ese foro es fundamental para la protección de los cetáceos, pues cada ballena que se caza "es una ballena jorobada menos que viene a la República Dominicana".
La caza de ballenas jorobadas con fines comerciales estaba prohibida desde 1966 y la que se practicaba con fines de subsistencia desde 1986, pero en la reunión de Marruecos, Dinamarca logró autorización para cazar ballenas para la subsistencia de comunidades de Groenlandia.
Sin embargo, se ha demostrado que "la carne de las ballenas también se vende en los supermercados, no se trata de un asunto de subsistencia", señaló el representante de Greenpeace, que citó un estudio realizado por la Sociedad Mundial para la Protección de Animales (WSPA, por su sigla en inglés).
"Países como República Dominicana, Costa Rica, Colombia o Venezuela tienen derecho a que los ciudadanos realicen turismo de avistamiento de ballenas, una actividad que tiene un impacto educativo, social, cultural, científico y turístico, no solo económico", subrayó.
Schvartzman citó también el estudio de los científicos Hoyt e Iñiguez sobre avistamiento de cetáceos en América Latina, que cifra en 1.200 las embarcaciones dedicadas al turismo de avistamiento de ballenas y delfines en esta región.
En la República Dominicana son 43 las embarcaciones que se dedican a esta actividad turística, en la que participan una decena de operadores de turismo que gestionan las visitas al santuario de ballenas de cerca de 25.000 personas al año.
El representante de Greenpeace se reunió hoy con el ministro dominicano de Medio Ambiente, Jaime David Fernández Mirabal, para instarle a participar con su voto en la próxima reunión de la comisión ballenera, que tendrá lugar en Inglaterra en 2011.
Según Schvartzman, el titular de Medio Ambiente se comprometió a acudir en esa cita internacional y explicó que en la de Marruecos no fue posible votar porque el presupuesto del ministerio para 2010 ya estaba elaborado cuando República Dominicana ratificó su incorporación al organismo y no fue posible satisfacer la cuota anual.
"Es necesario para las ballenas del mundo, del Caribe y de Samaná que República Dominicana esté en esta reunión para evitar que haya menos ballenas en el mundo", ya que de lo contrario "la cacería va a ir aumentando", aseveró Schvartzman. EFE