Aceptando como buenas las informaciones sumistradas por los organismos del área económica, si las autoridades cumplen con la Ley 66-97 y le entregan el 4 por ciento que le corresponde al Ministerio de Educación, este recibiría 67 mil millones, pero sólo le entregan 37 mil millones, es decir, Palacio le roba a educación 30 mil millones de pesos. ¿Qué hacen con ese dinero? Palacio lo invierte en hacer los llamados consejos municipales en los cuales el presidente le pregunta al pueblo cuáles son sus necesidades. Esto es: lo invierte en la perversa campaña reeleccionista.
Algo peor se suma ahora: Resulta que el presidente Leonel Fernández quiere hacerle daño moral a la educación. Leyó un informe en el cual se dice que los japoneses, los hindúes y los chinos, usando un menor presupuesto percápita logran mejor rendimiento académico que los norteamericanos, significando con ello que el asunto no es solo de dinero. Olvido, maliciosamente, que aquí tenemos una educación de pica caña y en esos países poseen una de competencia científica.
Sinceramente, soy de los que anhelan ver al presidente Fernández irse antes de lo planeado. Sus conceptualizaciones lo tienen fuera de contexto.
El primer desafío que tiene nuestro sistema educativo es de tipo físico: estructuras inadecuadas. Eso no hay que conceptualizarlo: es visible. No es posible hablar de falta de conocimientos y de métodos: eso está en la RED, es global. ¿Lo ignora Leonel?
El segundo es el problema del robo en el manejo de los fondos. En Las lágrimas de mi papá, cuento que la escuela donde estudié, en Matas de Palmas, El Seibo, durante 35 años estuvieron asignándole los recursos para construirla. Durante todo ese tiempo estuvieron robando. Sólo pudo ser construida porque una fundación canadiense la asumió.
Para nadie es un secreto que para obtener un decreto de nombramiento en este Estado leonelista, el candidato debe poseer unos niveles morales bien bajo, incluso si ya tiene varios expedientes es mejor. Tanto así, que el encargado de luchar contra la corrupción pública fue condenado por difamación, es un difamador público.
Leonel Fernández llenó un ciclo, cumplió su misión: esa misión era reintroducir en el pueblo Quisqueya la capacidad de tolerancia que tenían nuestros taínos. Reconozco su éxito en esa materia y lo felicito, pero en la administración de la agenda nacional, donde nos debatimos nuestros desafíos fundamentales, como agua potable, electricidad, educación, migración y salud, el hombre es un fracaso total, a tal punto que ni un censo, algo que se planifica durante 10 años, pudo iniciar como estaba previsto.
En materia administrativa parecemos más haitianos que los haitianos mismos. Usted dirá: sí, pero ha mantenido la estabilidad macroeconómica. Haití también. Sin embargo, usted debe saber que esa estabilidad macroeconómica se mantiene porque durante la mayoría del tiempo en que ha gobernado, el país ha estado bajo el implacable látigo del FMI. Si rompe con ellos, al otro día aparecerá el dólar bailando su hipolitada.
Me ha correspondido explicar que sólo la mentira genera debate. Leonel no tiene ninguna cosa que hacer durante el tiempo que le queda, excepto inventar mentiras para generar debates. Y lo hace, inventa sus mentiras sin importarle que le genere daños morales a algo tan básico como nuestra educación. En el estado emocional en el cual este hombre se encuentra ya yo no puedo decirle ni siquiera "váyase en paz, mi compadre, váyase en paz…"