El fuego devastador en Promese que, arrebató a sus familias nueve víctimas el pasado miércoles es para, por lo menos, repasar algunos conceptos de actuación “in situ” cuando se presenta una emergencia yo catástrofe.
Por supuesto, no entraré en los detalles técnicos como la infraestructura o ingeniería del edificio que, estaba a punto de inaugurarse; tampoco qué productos o sustancias químicas y fármacos que pudieran ser inflamables. Ni en las medidas de seguridad del personal que, me imagino existían y se cumplían para proteger la vida de sus cuarenta empleados allí dentro en el momento del voraz incendio. Ignoro si ellos realizaron el curso reglamentario de Riesgos Laborales, una conquista de los sindicatos para los trabajadores.
Así como si disponían de un seguro médico, al ser contratados, tanto para los casos de enfermedad común o, de accidente laboral mientras prestaran sus servicios a Promese.
Cuando se recibe una llamada desde el número de emergencia nacional, automáticamente se desencadena, a la vez, “los tiempos de respuesta”. Los primeros en tomar el control es la Policía Nacional; la cual se encarga de acordonar el perímetro de la zona, evitar que ciudadanos(as) del público penetren a la escena y puedan pasar a ser víctimas.
Ya en esos momentos están los Bomberos reconociendo la magnitud del incendio, solicitando más refuerzos de unidades, localizando las áreas donde se encuentran atrapados las víctimas y asegurando el lugar para que puedan acceder los servicios de paramédicos, enfermeras y médicos para asistir y evacuar a las víctimas.
De modo, que, hay una acción coordinación donde se conjugan estos tres tiempos de respuestas: Policía Nacional, Bomberos y Paramédicos y Sanitarios. Además, de alertar un helicóptero sanitario para en el caso de un traslado emergente, el cual al evitar el tráfico transporta al paciente crítico en minutos hasta el hospital que tenga un helipuerto.
Todas estas maniobras y secuencias durante la emergencia, se complementan con los preavisos a los hospitales cercanos para que estén preparados para recibir un determinado número de pacientes. También preavisos a hospitales de trauma y a las unidades de quemados.
No sé si de los nueve fallecidos por inhalación de humo, de haber habido “tiempos de respuesta” óptimo, como quiera hubieran fallecido. Es probable que no todos, debido a que eran personas jóvenes lo que se suponen sanas. A esas edades no es frecuente que padezcan de enfermedades crónicas ni cardíacas o pulmonares.
¿Qué falló? ¿Cuáles fueron los desencadenantes de la cadena de activación de emergencia cuyo resultado fueron nueve víctimas por inhalación de humo?
Esperaremos los resultados de los ingenieros, CDEEE, de los médicos forenses (autopsias), de la policía científica y de los bomberos.
El mensaje que deseo transmitir es que debemos aspirar a un país que cuide y proteja a sus ciudadanos(as). No conformarnos con que esto sólo se hace en los países ricos y desarrollados. Podemos, a pesar de nuestras limitaciones hacerlo mejor, ser más profesionales y responsables. Así como eficientes y eficaces con los medios que disponemos en nuestro trabajo y la función que desempeñamos.
Pero, si como se ha dicho, la primera unidad de bomberos tardó entre 40-45 minutos en llegar al lugar del siniestro, de esto corroborarse, entonces está claro que los ciudadanos(as) dominicanos estamos acéfalo de un equipo de emergencia que cumpla las reglas pautadas en los protocolos de actuación internacionales, ante cualquier caso de emergencia, sea un tráfico, incendio, derrumbe de una edificación, inundaciones, otros.
Madrid-España.