Washington.- El Banco Mundial (BM) dijo hoy que los países emergentes afrontan un déficit de financiación de hasta 700,000 millones de dólares este año y advirtió que los organismos multilaterales no pueden cubrir por sí solos esa brecha.
El hacer frente al problema exige la colaboración de las instituciones multilaterales, pero también de los Gobiernos de países desarrollados y en desarrollo, así como la del sector privado, señaló un estudio del organismo publicado hoy.
La institución pronosticó en su informe que el Producto Interior Bruto (PIB) global se contraerá este año por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
Las cifras concretas de la esperada contracción se publicarán a finales de este mes en un informe previo a la reunión conjunta del mes de abril en Washington del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las últimas previsiones del Banco Mundial divulgadas en diciembre preveían un crecimiento global del 0,9 por ciento para este año.
El organismo indicó también, que la producción industrial global puede ser hasta un 15 por ciento inferior a mediados de 2009 frente a los niveles de 2008.
El agravamiento de la crisis coloca en una situación crítica a los países emergentes, según el BM, que señaló que el déficit de financiación de esas naciones podría oscilar entre los 270.000 millones de dólares y los 700.000 millones de dólares.
El Banco aseguró que aun si el agujero de financiación se sitúa en la parte inferior de la banda, las instituciones financieras no tienen recursos suficientes para hacer frente a esas necesidades.
"Si se materializa un escenario más pesimista, las necesidades de financiación no cubiertas serán enormes", afirmó el análisis.
El organismo adelantó que la crisis actual tendrá repercusiones a largo plazo en las naciones emergentes.
El informe mencionó, en ese sentido, que es de esperar que las emisiones de deuda de los países ricos aumenten de forma dramática lo que se espera relegue las emisiones de los países en desarrollo.
El Banco Mundial destacó que los países emergentes que todavía pueden acceder a los mercados financieros afrontan costes de financiación más elevados y menores flujos de capital lo que conduce a menores inversiones y crecimiento en el futuro.
El análisis también indicó que muchos de los países más pobres son cada vez más dependientes de la ayuda al desarrollo ante la caída de sus exportaciones e ingresos fiscales.
Según las proyecciones del BM, los flujos de comercio globales van camino de registrar su mayor caída en 80 años. Los países del este asiático serán los más afectados.
Además, existe la posibilidad de que aumente la volatilidad en los flujos de ayuda, ya que algunos de los países donantes están recortando las partidas dedicadas a ese fin.
Justin Yifu Lin, economista jefe del Banco Mundial, señaló en declaraciones preparadas para la conferencia financiera que tendrá lugar mañana en Londres, que los países ricos deberían de gastar parte de sus paquetes de estímulo en los países en desarrollo, algo que, dijo, tendría un impacto económico significativo.
"Está claro que hay que inyectar recursos fiscales en los países ricos que están en el epicentro de la crisis", destacó Justin Lin.
Añadió que, a pesar de que esas inyecciones son necesarias, la canalización de inversiones hacia el sector de infraestructuras en el mundo en desarrollo, puede acabar con los cuellos de botella para el crecimiento y restaurar la demanda, clave para la recuperación.
El estudio publicado hoy llama la atención también, sobre el impacto negativo que tendrá en los países más pobres los menores flujos de remesas y la caída en los precios de las materias primas, dos factores que afectan de forma especial a Latinoamérica.
El Banco Mundial mencionó en ese sentido, que para al menos nueve países en América Latina los ingresos de las materias primas representaron por lo menos un 2 por ciento del PIB entre 2002 y 2007.
En algunos casos, como el de Bolivia, ese porcentaje alcanzó recientemente el 12 por ciento del PIB, según el BM. EFE