En aquellas lejanas décadas de 1844: “La mujer dominicana que nace junto a la República entra a la vida representativa en circunstancias políticas, sociales y económicas muy limitadas: se desenvuelve en una nación marcadamente rural”.
En nuestros días, los tiempos han marcado logros sociales, intelectuales, culturales y políticos, que han insertado a la mujer dominicana, (más del 50 % de la población) en las diferentes instancias de la sociedad.
Mas, si bien el liderazgo femenino ha sido reconocido en las luchas por la libertad y la democracia, y la Constitución de la República registra como finalidad principal del Estado la protección efectiva de sus derechos, la realidad aún adolece.
El país ocupa el sexto lugar entre las naciones del mundo con mayores tasas de mujeres asesinadas por sus parejas, y los feminicidios continúan…
Se afirma que cada semana mueren alrededor de cuatro féminas en manos de su compañero de vida, ex novio o esposo. Que el índice de feminicidio aumenta cada año, sin que acaben de verse los resultados que autoridades y organismos gubernamentales y no gubernamentales han prometido para enfrentar tal situación.
La década del 90 dejó más víctimas por la violencia doméstica que muertes por SIDA, e igual número que la mortalidad materna, los actuales años no son más prometedores. En 2008, se registraron 185 muertes de mujeres por violencia de género, lo que representó un aumento del 16,35%, con relación a 2007.
Muchos pudieran ser los homenajes en este 8 de marzo, “Día Internacional de la Mujer”, pero lo ideal sería que las espeluznantes cifras de violencia de género desaparecieran.
Si se tiene en cuenta que en la actualidad, además de llevar sobre sus hombros una buena parte en la educación de los hijos y dirección del hogar, la mujer dominicana participa en más del 40% en la economía del país, el mejor regalo sería que se respetaran de una vez y por todas, sus derechos individuales, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Esa resultaría la mejor ofrenda.