Ciudad del Vaticano.- El Papa considera que España vive una "dramática lucha entre secularismo radical y fe decidida" y que el fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel, fue un "falso profeta" y que pudo llevar durante tanto tiempo esa doble vida inmoral porque estaba "muy bien cubierto".
Así se afirma en el libro "Luz del mundo", del alemán Peter Seewald, escrito en el estilo pregunta-respuesta, presentado hoy en el Vaticano, en el que el Papa justifica en "algunos casos" el uso del preservativo, condena sin paliativos la homosexualidad y asegura que si su salud le impidiera ejercer su ministerio no dudaría en renunciar al Papado.
"Luz del mundo" desvela a un Papa "sencillo, muy humano, que no rechaza ninguna pregunta", afirmó el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, encargado de presentarlo.
Según Fisichella, el texto "condensa" el pensamiento del papa Ratzinger, sus preocupaciones y sufrimientos de estos años, su programa pastoral y sus esperanza de futuro y presenta un Pontífice "muy optimista sobre la vida de la Iglesia".
El libro, de 227 páginas en su edición en español, está dividido en 18 capítulos, que condensan las 90 preguntas que Seewald le hizo, "sin censura" en los varios días en los que le entrevistó este pasado verano en la residencia de Castel Gandolfo, al sur de Roma, según precisó el escritor.
Ante el hecho de que en seis años del Pontificado visite tres veces España, el Papa fue preguntado si "ama especialmente" a España y su respuesta en contundente: "Por supuesto, pues es un de los grandes países católicos con vitalidad creadora".
Sin embargo, afirma que es un país "de contrastes dramáticos" y señala que sólo basta recordar "el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida".
Esas palabras están en la misma línea de lo que dijo durante su reciente viaje a España, cuando dijo que "el vivaz enfrentamiento entre fe y modernidad" existente, le recordaba al "anticlericalismo y secularismo fuerte y agresivo" durante la II República y la Guerra Civil, que levantaron una oleada de críticas.
En el libro también trata de Marcial Maciel (1920-2008), fundador de los Legionarios de Cristo, condenado por abusos sexuales de seminaristas, mantener relaciones con mujeres y consumo de drogas, al que califica de "falso profeta" y reconoce que "por desgracia" ese caso fue afrontado "con mucha lentitud y retraso", debido a que "estaba muy bien cubierto".
Preguntado Fisichella a que se refiere con "muy bien cubierto", a si es que tenía coberturas "dentro" del Vaticano, respondió que, dado "el tipo de vida que llevaba, quien le preparaba los encuentros, quien dirigía su agenda, quien le llevaba en automóvil, etc", lo primero que hay que hacer es verificar las coberturas dentro de su congregación.
En el texto también se refiere al uso del preservativo y dice que puede ser justificado en "algunos casos aislados", como cuando lo utilizan los profesionales de la prostitución.
Según el Papa, ello puede ser un primer acto de moralización, de responsabilidad.
Benedicto XVI agrega que, de todas maneras, la Iglesia no ve el uso del preservativo "como la solución real y moral" en la lucha contra el Sida -en su línea de siempre- y que hay que ir hacia una sexualidad más humana.
El Papa afirma que la homosexualidad es "algo que está contra le esencia de lo que Dios ha querido originalmente" -palabras que ya ha puesto en pie de guerra a colectivos homosexuales italianos- y que es incompatible con el sacerdocio.
Dice también que considera "equivocado" afirmar que los papas son infalibles, asegura que nunca pensó en ser elegido y que sí ha pensado en la posibilidad de renunciar.
"Si el Papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y mentalmente no puede ya con el cargo, tiene el derecho y en ciertas circunstancias también el deber de renunciar", afirma, la primera vez que un Pontífice se expresa así públicamente.
También afirma que no le sorprendieron "del todo" los escándalos de curas pederastas, pero la dimensión del escándalo sí fue "un shock enorme".
Sobre la presencia de la mujer en la Iglesia, afirma que la Iglesia "no tiene facultad alguna" para poder ordenarlas sacerdotes y, sobre el obispo lefebvriano Richard Williamson, dice que si llega a saber antes que negaba el holocausto judío no le habría levantado la excomunión. EFE