No han sido pocos los programas televisivos, radiales y trabajos publicados en la prensa escrita dedicados a quien tiene como mérito principal haber llegado hasta lo más profundo de los corazones en la mayoría de la sociedad dominicana.
De Freddy Beras Goico no hablan sólo los artistas que fueron sus alumnos, o los actores y actrices que compartieron tablas. Tampoco se reduce el tema a quienes le recuerdan como revolucionario y hombre de carácter que impuso criterios y supo impartir cátedras sociales y éticas. Son muchas las voces que se alzan hoy, y rememoran la obra de este hombre con marcada emoción.
La llegada de sus restos al país significó recogimiento nacional y recibimiento masivo. Al paso de su féretro por las avenidas dominicanas, hasta el arribo a la Funeraria Blandino, las personas expresaban sus condolencias con manos y gestos plenos de cariño hacia ese hombre a quien dominicanas y dominicanos llamaban simplemente, Freddy.
Es que cuando la opinión pública trasciende fronteras y queda en la memoria popular, hay que comprender que hubo realmente
un ser con criterio, visión del futuro, alguien que como comentó una persona amiga durante un programa televisivo, supo pedir perdón y dar amor, a la vez que sustituyó rencores por bondades.
Para quienes le tienen como paradigma, vale la pena recordar que no mueren las ideas que generan valores. La obra queda, el legado permanece. La República Dominicana despide a uno de sus mejores hijos y como reiteran quienes le tuvieron cerca, jamás morirá el amigo, maestro y ejemplo.
Hasta siempre, Freddy Veras Goico, con una sonrisa “a su manera” y la convicción de que un mundo mejor puede ser posible, le despedimos con un: ¡Hasta siempre y descanse en paz!