Tiene que ser una señal de alarma el informe que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publica desde 1990, y que en esta ocasión, en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), presentado recientemente, refleja a la República Dominicana con una tasa de robos de 556 por cada 100,000 habitantes, lo cual la coloca por encima de la mayoría de los otros países de la región.
El IDH manifiesta una realidad que define ampliamente el desarrollo humano, a partir de la salud, educación e ingresos. Que la tasa de homicidios del país se sitúe entre los más elevados, contribuye, además, a que la sociedad dominicana se ubique por debajo de la media regional.
Y resulta muy importante entender que no se trata sólo de “crecer” nacional y regionalmente, en cuanto a logros macroeconómicos, sino de localizar “las pronunciadas brechas existentes en el bienestar y en las oportunidades de vida que continúan dividiendo nuestro mundo interconectado”, tal y como establece el informe en el capítulo dominicano.
Es totalmente cierto, como expresa el presidente de la comisión de Interior y Policía y Seguridad del Senado, Manuel Antonio Paula, “que la violencia deteriora el clima de inversión y destruye el capital social necesario para el desarrollo nacional”.
Antonio Paula propone contrarrestar la violencia con la creación de un organismo integrado por los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial como consultores en esta materia, que logre reducir el índice de criminalidad a partir de “un marco legal y organizacional adecuado en base a políticas de seguridad pública”.
Lo paradójico, aunque nunca es tarde para proponerse iniciativas que ayuden a solucionar los problemas, es que durante tantos lustros se ha estado combatiendo la violencia, empleando disímiles y costosos métodos, en tanto que esta se multiplica en el país.
No es noticia que el costo económico significativo en el crecimiento y los presupuestos de los países profundice la brecha social, porque afecta mayormente a los más pobres, vulnerables y desprotegidos.
De todos modos, resultan más que preocupantes los resultados del PNUD, colocándonos con una tasa de robos por encima de la mayoría de otras naciones. Ya no se trata de pensar, proponer y analizar, sino de actuar de una vez y con soluciones visibles. ¿O sí?