Familias del sector La Barquita, Santo Domingo Este, empezaron este viernes abandonar el lugar, luego de que las aguas del río Isabela, influenciado por los efectos del huracán Tomas, empezara a invadirles sus hogares.
Gente con colchones, sillas, tanques de gas, televisiones y otros ajuares, fueron vistas abandonar el lugar para refugiarse en casas de familiares o vecinos, drama que viven en la temporada ciclónica de cada año.
En esta oportunidad, ninguna autoridad municipal, gubernamental o de socorro, ha sido vista en el lugar. Y como siempre hay quienes se resisten abandonar La Barquita.
El señor Jorge Martínez, quien vive con un hijo pequeño, teme que malhechores se apoderen de las pocas pertenecías. Narró que el año pasado abandonó su vivienda en situación parecida y delincuentes cargaron con todo sus ajuares.
Martínez explicó que a los tres meses tuvo que regresar a su vivienda que había ocupado el río, porque fuera de allí se vencieron los tres meses de depósitos con que lo había ayudado el Plan Social de la Presidencia.
“Hasta el último momento no voy a salir de aquí. No voy abandonar mi casita hasta que no vea una situación de extrema urgencia”, advirtió Martínez, pese a que ya el agua empezaba a darle por los tobillos en su casita.
Martínez, al igual que el resto de las familias de La Barquita, se encuentra abandonado a su suerte, desorientado. Explicó que no ha podido siquiera ver por televisión o escuchar por la radio las recomendaciones de los organismos de socorro, por falta de electricidad.
Los afectados dicen estar ajenos a todo, como si vivieran en otro país. Supieron que “Tomas” había pasado de tormenta tropical a huracán categoría uno por boca de los periodistas.
