La República Dominicana, junto a Haití, Cuba y Jamaica están amenazadas por la tormenta tropical Tomas, que desde hace horas “ahoga” numerosas calles del país con las lluvias incesantes que presagian incrementarse a todo lo largo y ancho del territorio nacional.
Del peligro de las olas que azotan las costas han advertido la Defensa Civil y miembros del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), a fin de que la población asuma las precauciones necesarias y proteja sus vidas.
También existen los comités de emergencia en las diferentes zonas vulnerables y en general, se han adoptado medidas requeridas para enfrentar este fenómeno atmosférico.
No podemos olvidar la responsabilidad individual, insustituible para estos casos. Las personas residentes cerca de los ríos, arroyos y cañadas en diferentes provincias conocen ya del inminente peligro de las inundaciones
urbanas y rurales.
Los aguaceros de otras ocasiones han provocado angustias y han pasado a la historia como tristes eventos para muchos hogares dominicanos. Prever que las consecuencias de Tomas sean mínimas, que no deje luto, ni penas, compete a cada dominicana y dominicano.
Cualquier medida es pequeña a la hora de proteger a las familias. Estar alertas representa la responsabilidad individual, social, estatal y todo lo que implique cuidar a la población de los efectos que pueda producir este fenómeno, formado casi en los finales de una temporada de huracanes que comenzó el 1 junio y finaliza el próximo 30 de noviembre. Ojalá se vaya sin dejar peores memorias en la historia de huracanes y tormentas tropicales en el país.