Mientras en el país se suceden protestas pacíficas por arreglos de calles, cese de los apagones, situaciones en los centros educacionales, detrimento del transporte, problemas con el agua potable, entre otros males, y muchas de ellas son enfrentadas por la Policía Nacional con gases lacrimógenos y disparos al aire, en múltiples rincones de la nación, aún sin manifestaciones visibles de marchas como las ya citadas, la población sufre desde lo más profundo por lo que no acaba de tener solución.
Da igual que se resida en sectores urbanos o rurales, trabajadores, estudiantes y amas de casa reconocen que cada día la subsistencia es más difícil para las mayorías.
Y a todas estas, mientras un número de los manifestantes asegura hallar una actitud de indeferencia de parte de las autoridades ante sus reclamos, los regidores del Ayuntamiento del Distrito Nacional se proponen aumentarse 43 mil pesos, para llevar sus ingresos a un total de 157 mil pesos mensuales, “en una medida que contó con la aprobación del alcalde Roberto Salcedo”.
Una mujer, madre y esposa dominicana, escribe su opinión en este mismo medio digital, para ubicarse como referencia de las muchas que, no sólo se secan las lágrimas, sino que viven penurias similares a las suyas: “… miro a mis hijos pasando tanto trabajo, tengo dos turnos, estoy cansada física y mentalmente(…) En mi casa no tengo agua, luz, el inversor ya no funciona hace meses, mi esposo no aguanta más y se piensa ir aunque sea ilegal, mi matrimonio esta amenazado por esa idea, y mientras tanto un regidor gana casi ocho veces mi salario completo, y sin hacer nada…”.
Finalmente, esta mujer hace un llamado para que el pueblo dominicano impida lo que está sucediendo frente a todos, perneada la realidad de una indiferencia que duele y llena de impotencia. Aún más, si se piensa que esos mismos regidores y funcionarios públicos, en general, han llegado a esos puestos para cuidar de las familias dominicanas. En verdad, “esto es algo que no se cree”, como repite el refrán popular…
