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Rescatemos el 9 de octubre

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El pasado día 9 de octubre se cumplieron 39 años de unas de las más terribles masacres que barrio alguno haya conocido en el discurrir de su historia, donde cinco valerosos jóvenes pertenecientes al otrora club deportivo y cultural Héctor J. Díaz, fueron brutalmente asesinados. Este hecho consternó a la población dominicana, que por su trascendencia política y cultural no puede jamás quedar en el olvido.

Una madrugada del 9 de octubre 1971, el barrio 27 de Febrero, localizado en el corazón de la zona norte del Distrito Nacional, fue visitado por una patrulla policial, llevándose a cinco jóvenes, justamente cuando regresaban de un colmado de comprar velas para colocarlas en el ataúd en el velatorio de uno de los miembros del Club Héctor J. Díaz. Más tarde Los cinco muchachos aparecen asesinados salvaje y cobardemente.

El barrio 27 de Febrero llegó a ser uno de los sectores en donde en un momento de la historia se concentró la mayor atención pública por las luchas reivindicativas y actividades culturales y deportivas que realizó, la gran mayoría protagonizadas por los clubes deportivos y culturales Fases de Luna y Héctor J. Díaz.

Estas organizaciones coordinaron grades protestas en favor de los moradores de la barriada y condenaron con fervor los atropellos que vivió el sector a la luz del régimen de los “Doce Años” que encabezó Joaquín Balaguer.

Por la postura que mantuvieron de apego a las más elementales aspiraciones del pueblo, las organizaciones clubísticas de toda la franja norte del Distrito Nacional fueron perseguidas de manera despiadada, al extremo que cinco valiosos jóvenes pertenecientes al Club deportivo y cultural “Héctor J. Díaz” fueron vilmente asesinados.

Radhamés Peláez Tejeda, Rubén Darío Sandoval, Víctor Fernando Checo, Reyes Florentino Santana y Gerardo Bautista Gómez, mordieron la estopa de la muerte.

Estos clubistas fueron asesinados y sus cuerpos mutilados fueron esparcidos por varios puntos de la geografía nacional.

Este bochornoso hecho fue atribuido a un grupo de bandoleros, algunos ex-izquierdistas, que activaron bajo factura oficial y bajo el amparo policial y que el pueblo bautizó con el nombre de la “Banda Colorá”, quien ejecutó su accionar bajo el alegato del anticomunismo y antiterrorismo.

En los barrios de Santo Domingo aún hay madres que esperan la llegada de sus hijos que fueron desaparecidos por "La Banda".

Las escuelas de los clubes fueron oficializadas en el período de gobierno 78-82 y más tarde en la gestión del Dr. Salvador Jorge Blanco se emitió un decreto declarando el 9 de octubre "Día Nacional de los Clubes", pero a partir de ahí nada se ha hecho por los barrios y su juventud.

Ya la lucha se acabó. Hoy la juventud y la niñez viven el desamparo cultural, las canchas y los clubes de los barrios acusan un progresivo estado de deterioro, ya no se ven los grupos de danza folklórica, de teatro y de poesía coreada.

Dónde está el arte y la cultura de los barrios, dónde está ASOCLUDISNA, AGRUCUDEGUA y los clubes Bohechío, Jaragua, Fases de Luna, Leonidas Solano, Renacer, Acufrosa, Hilario Nivar, Simón Bolívar y otros tantos, en donde nos forjamos y adquirimos conciencia de clase y crecimos en compromiso.

En cambio, ahora vemos a un grupo de “pordioseros culturales”, en nombre de la cultura y el deporte barrial buscándosela como la garza encima del toro, solicitando recursos al gobierno y al ministerio de deportes para ejecutar programas en favor de la juventud y la niñez que nadie ve.

Con impotencia observamos como un grupo de “vivos, llamados “clubistas” reciben recursos para realizar actividades relacionadas con la celebración del 9 de octubre, pero siempre nos quedamos con el dulce embeleso de ver aunque sea una sola de corte cultural en el barrio donde vivieron los cinco mártires del Héctor J. Díaz.

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