A las nueve de la mañana de este viernes 22 de octubre de 2010, en FUNGLODE, se iniciará el Tercer Congreso Internacional del Interiorismo, un evento con el que celebráremos los 20 años del movimiento literario más importante que tiene en estos momentos la riquísima lengua española. Yo no quiero que ninguno de ustedes falte y como sé que a los intelectuales no les gusta asistir vacío a este tipo de actividad le ofrezco aquí una muestra del cuerpo teórico interiorista en la cual se desvela su inmensa dimensión, con ella podrán debatir libremente nuestros postulados y nuestra estética.
En la Academia de Ciencias de la República Dominicana, el pasado domingo 25 de abril de 2010, el fundador y líder del Interiorismo, doctor Bruno Rosario Candelier dictó una conferencia titulada FILOSOFÍA DEL INTERIORISMO, cuya síntesis dice así: “El ideario interiorista se fundó en julio de 1990, con miras al cultivo de la dimensión trascendente de las cosas y a plasmar en sus obras la relación empática del cultor literario con el Cosmos y el mundo circundante mediante el lenguaje de la intuición. El escritor interiorista enfoca el impacto que lo real produce en la conciencia, la dimensión esencial de lo existente y la faceta interna y mística de lo viviente. El movimiento se denomina interiorista porque valora y trata de plasmar la esencia que subyace en la apariencia de las cosas, es decir, que el escritor interiorista busca en su propio interior la esencia de cada ser, de cada elemento del Cosmos, así como el sentido de fenómenos y cosas. Para entender el Interiorismo hay que tomar en cuenta ciertos aspectos, como: a) la existencia de la realidad trascendente, es decir, la faceta de la realidad que refleja el mundo interior y esencial de lo existente; b) la existencia de una dimensión espiritual, que subyace en la interioridad de lo real y c) la existencia de la vida interior o energía interior de la conciencia, entre otros aspectos. En el proceso de la creación interiorista hay un sujeto contemplador y una realidad contemplada, entre los cuales se establece un vínculo entrañable que posibilita la creación literaria. La creación interiorista es el fruto del proceso de internalización o vivencia interior del cultor de la palabra con la realidad. Ese proceso de interiorización requiere ciertas condiciones como son: liberar los sentidos de las aprehensiones cotidianas; centrar la percepción de los sentidos para captar su esencia; valorar los efluvios o señales provenientes del Cosmos. Dejarse llevar de lo que la realidad le sugiere al escritor permite alcanzar una compenetración plena, tanto intelectual, imaginativa, afectiva y espiritual.
Es importante vivir una especie de estado contemplativo para sentir y expresar lo contemplado. La poesía entraña una percepción múltiple y simultánea de la realidad. Si se logra la conciencia de esta empatía, esa comunicación o integración con la esencia de lo viviente es posible, gracias a la cual conseguiremos un estado de fruición capaz de plasmar la verdad, la belleza y el misterio en una obra trascendente. El Interiorismo procura la verdad subjetiva, interior y profunda, así como expresar una creación verbal con la certeza de quien escribe bajo el influjo de la iluminación trascendente. Al asumir el Interiorismo el creador debe guiarse por estos principios: 1. Tener una concepción clara de la realidad trascendente. 2. Poseer una percepción consciente del impacto de lo real en la conciencia. 3. Interiorizar la dimensión espiritual de lo existente (mediante la interiorización fluye la energía interior de la conciencia, la búsqueda de lo divino y la esencia de lo viviente). 4. Atrapar la voz interior, mediante la auscultación de sí mismo, para captar la voz personal, fruto de la intuición, y la voz universal, producto de la revelación. Ambas voces son dones que provienen del contacto del ser humano consigo y con el Cosmos”. ¡Acompáñenos en este viaje hacia el vínculo trascendente de las letras!