Mientras los medios de comunicación advierten preocupados que “el dengue no da tregua” y publica que en el Cibao, específicamente, el número de muertes se eleva a 24, el colega Víctor Núñez reflexiona sobre la necesidad de multiplicar las medidas preventivas en cada hogar y en el país en general, ya que se habla de unos 9 mil casos de posibles contagiados, 900 de ellos hemorrágicos.
Pero, otro fantasma oscuro se abre paso, con unas siete personas fallecidas recientemente y veinticinco fenecidas por su causa: la malaria.
El ministro de salud afirma que en el país había descendido en los últimos años los casos de malaria y que, duele repetirlo, pero un buen número de contagiados se debe a la “importación” de personas a través de la frontera domínico- haitiana.
La vigilancia epidemiológica es un mecanismo, pero la búsqueda más innovadora, como afirma el propio Bautista, debe multiplicarse. ¿Qué condiciones tiene el país para evitar que constantemente lleguen inmigrantes del vecino territorio sin que se adopten las medidas requeridas para esto?
Más allá de las críticas de los países desarrollados acerca del trato que la República Dominicana ofrece a los haitianos, la realidad es que las condiciones internas adolecen de posibilidades para atender a quienes aquí mueren de dengue y otras enfermedades que pudieron ser evitadas.
Bautista Rojas asevera que el ministerio de Salud Pública no puede enfrentar solo estas situaciones y está claro que son muchos los factores que inciden: desde el vigilante corrupto que permite el paso de quienes no están autorizados para arribar al territorio nacional, hasta quienes pueden y no realizan desde adentro las políticas educativas que enseñen lo que significa una verdadera salvación para el ser humano: la medicina preventiva.
Malaria, dengue, leptospirosis y muchas dolencias más afectan la geografía dominicana, algunas de ellas consideradas enfermedades de otros siglos.
Se requiere multiplicar las campañas preventivas contra el dengue, limpiezas, saneamientos y muchas orientaciones, antes de que lleguen (otra vez) los tiempos de lluvias intensas. Sólo así se evitarían nuevos lamentos como los que hoy conmueven a tantos hogares.