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Nuevo presidente Ecuador deberá gobernar bajo la sombra de Correa

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QUITO.- Como un equilibrista, el nuevo presidente de Ecuador buscará acelerar la economía sin cambiar el modelo socialista instaurado hace una década, mantener los programas sociales con menos ingresos y combatir la corrupción sin poner en aprietos a su popular antecesor y aliado político, Rafael Correa.
 
Puede sonar como un reto imposible, pero Lenín Moreno, un administrador de 64 años que se moviliza en silla de ruedas, apuesta al diálogo y un nuevo estilo de gobierno para lograrlo.
 
El objetivo de Moreno es dejar atrás la confrontación que caracterizó a Correa a lo largo de su gobierno, en el que combatió la pobreza y aumentó el rol del Estado en la economía, para dar paso a una nueva etapa conciliadora que refresque el desgastado modelo socialista con una década de vigencia.
 
«Debemos estar abiertos al cambio, a la innovación, a la autocrítica, pero siempre guiados por los mismos principios de igualdad, la equidad», dijo Moreno en un acto público a inicios de mes. «Seré el presidente del diálogo», agregó.
 
Moreno dice que seguirá trabajando por los pobres con planes sociales, crédito barato y más fuentes de empleo, pero también buscará acercamientos con inversores y banqueros y ha prometido ser más tolerante con la prensa y respetar a los otros poderes.
 
Es una apertura que ha sido bien recibida por el propio Correa y la débil oposición, pero que se pondrá a prueba ante el poco margen de maniobra económica que tendrá el nuevo mandatario en su gobierno de cuatro años que comienza el miércoles, cuando asuma el cargo ante la Asamblea Nacional.
 
«El presidente Moreno para poder estabilizar la política va a tener primero que dar tranquilidad en la economía sin que haya costos dramáticos para la población. La economía será el eje central de su mandato», dijo el analista Adrián Bonilla.
 
SUERTE EN LAS CIFRAS
Más allá de arrojar duras críticas a banqueros y políticos, a los que acusó de ser culpables de las crisis del pasado, Correa tuvo como principal logro el haber sacado a unos dos millones de ecuatorianos de la pobreza -un 12 por ciento de la población- con un fuerte gasto en servicios gratuitos y una mejor infraestructura en vías, escuelas y hospitales.
 
También trajo estabilidad política con su mandato de diez años consecutivos, casi una hazaña en un país donde los golpes militares y protestas violentas impidieron que cuatro de su antecesores concluyan con sus periodos de gobierno.
 
Para sus críticos, tuvo la «suerte» de gozar de históricos precios del crudo en la mayor parte de su mandato, lo que ayudó a sostener el crecimiento económico y una fuerte inversión pública. La extranjera, en cambio, creció tímidamente.
 
«La única forma de sostener al país y que crezca es reduciendo el rol predominante del Estado para dar paso a nuevos autores que financien lo que el gobierno ya no puede hacer», dijo el director de la firma Analytica, Ramiro Crespo.
 
Moreno, que fue vicepresidente de Correa entre el 2007 y 2013, incluirá esa estrategia en su plan económico, ofreciendo reglas claras para inversores y empresarios a cambio de inyección de recursos frescos en sectores clave en medio de una caída global del precio del crudo que exporta el país.
 
También ha prometido una reestructuración de la deuda pública, que creció en más del doble en la última década, a fin de sustituir deuda cara por deuda barata y reducir su dependencia de China, principal socio financista del país.
 
PRENSA Y CORRUPCIÓN
Correa, que se formó académicamente en Estados Unidos y Bélgica, construyó una figura de aguerrido líder con su lucha en beneficio de los pobres y contra Wall Street y grandes petroleras, pero su despedida se ha empañado por denuncias de corrupción.
 
Sus choques con la prensa, las regulaciones a los periodistas y la toma de control de medios de comunicación le valieron acusaciones de atentar contra la libertad de expresión. Pero lejos de amedrentarse, Correa hizo millonarias demandas contra medios y periodistas críticos, a los que luego perdonó.
 
Las relaciones con la prensa se crisparon cuando denunciaron actos de corrupción en la estatal Petroecuador y también una red de sobornos pagados por la brasileña Odebrecht, que involucra a gente cercana a sus colaboradores.
 
Desafiando a su mentor, Moreno ofreció más tolerancia con la prensa, reformando una polémica ley de comunicación que fija sanciones para los medios, y hacer una «cirugía mayor» para combatir la corrupción, que implicará sanciones penales para los involucrados sin importar su vinculación política.
 
Y eso promete ser una tarea difícil por el peso político que implicará poner la lupa sobre el gobierno de Correa. Moreno ha dicho que lo hará con la ayuda de la oficina de las Naciones Unidas para la lucha contra la corrupción.
 
«Moreno tendrá que combatir la corrupción, debe sancionar a todos los que huyeron. Si hace eso demostrará que no es igual a Correa, que sabe cumplir sus promesas y tendrá el apoyo del pueblo», dijo Alfonso Chávez, un peluquero de 60 años en Quito.

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