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Anthony Joshua propina electrizante nocáut Klitschko en Wembley

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Anthony Joshua superó una caída, venció al miedo escénico, a la intimidación que le provocaba la historia de su rival y superó su escasa experiencia para derrotar por KOT en el undécimo asalto a un rejuvenecido Wladimir Klitschko en una pelea histórica por los títulos FIB y AMB de los pesos pesados.
 
Habría que regresar en tiempo, tal vez 20 años, para equiparar el mismo grado de emoción intensa en un combate de esta categoría. Klitschko y Joshua protagonizaron una gran batalla y lo más importante, le dieron una inyección de vida a una división que no existía.
 
Es cierto que por juventud y por sus 18 peleas con 18 KOs, Anthony Joshua llegaba a este combate como el gran favorito para derrotar al veterano ex monarca indiscutido Wladimir Klitschko, de 41 años, pero eso era sólo la especulación. En la práctica, lo que pudiera suceder era un misterio alimentado por muchas incógnitas.
 
¿Cuál sería el aguante de Joshua si nunca fue exigido realmente? ¿Cómo reaccionaría mental y emocionalmente el británico frente a su primer rival de alto nivel? ¿Alcanzaría la pegada de Joshua para ratificar esa leyenda de que el ucraniano tiene barbilla de cristal? ¿Le pasarían la cuenta a Klitschko los meses sin ver acción sumados a sus 41 años? ¿Cuánto incidiría el mayor tonelaje del británico?
 
Muchas incógnitas se develaron en los primeros asaltos. Joshua subió nervioso, ansioso, sufrió el protagonismo escénico y le costó encontrarse a sí mismo en la pelea. Apenas en el quinto episodio rompió ese miedo, apuró las acciones, rompió el cerco defensivo del ucraniano y consiguió enviarlo a la lona, pero no le dio el combustible para terminarlo. Lo dejó vivir y en la misma secuencia, el más joven jalaba aire sin conseguir levantar los brazos y el más veterano danzaba por el cuadrilátero como si recién estuviera empezando su faena.
 
Del sexto al décimo rouds se vio una pelea electrizante. Wladimir Klitschko se recuperó de la caída y mostró su mejor versión. Pareció el de hace 10 años: ágil, trabajando el cuerpeo, moviéndose acertadamente sobre piernas y enviando su clásico uno-dos por detrás del jab con el que marcaba el ritmo del combate. En más de una ocasión lo tuvo a mal traer el británico y el momento cumbre ocurrió en el sexto asalto, cuando el ucraniano puso en la lona Joshua, quien apenas sobrevivió al round.
 
Más allá de esas tarjetas localistas con las que llegamos al undécimo asalto (dos jueces tenían arriba a Joshua 96-93 y el tercero a Klitschko 95-93), la realidad de la batalla era que el ucraniano lucía mejor que el británico y era Klitschko quien debió estar arriba en las tarjetas, pero a Joshua le bastó un solo asalto para demostrar muchas cosas sobre sí mismo , responder a las expectativas y transformar las dudas en certezas.
 
El penúltimo episodio fue memorable, especialmente por ese gancho con el que inició la destrucción del ucraniano. Un golpe que nació de un giro de cuerpo prodigioso en el espacio breve y que Joshua consiguió conectar con contundencia y velocidad pese a su poco recorrido. El golpe impactó de manera terrible en el mentón de Klitschko y lo lastimó. Llegaron las dos caídas y cuando soportaba castigo sin reacción sobre las cuerdas, el réferi decidió parar correctamente la pelea.
 
La victoria de Anthony Joshua tiene muchas lecturas, pero, la principal, sin duda, es que en una sola pelea, el británico aprendió más que en sus 18 previas.
 
La duda era cierta. Joshua nunca había enfrentado a un rival con la calidad del ucraniano y le llevó 10 asaltos descifrarlo, hacer los ajustes adecuados después y por último, tener la confianza adecuada en sí mismo para llevárselo por delante. No fue casualidad que Klitschko fuera a la lona por primera vez en su carrera y tampoco que por primera vez fuera más allá del séptimo episodio. Al menos en esta pelea, quedó claro que el británico tiene casta y alma de campeón.
 
Otra lectura inevitable sobre la trascendencia de la victoria de Joshua la da el hecho de que Wladimir Klitschko se preparó como nunca y su desempeño lució mejor que nunca. Nos habíamos olvidado de verlo tan activo y rompiendo la previsión de que sería el que esperaría para contragolpear y reservar energías. Su trabajo fue impecable y quizás sean varios los factores que propiciaron su derrota, pese a que estuvo muy cerca de ganar y romper con todos los pronósticos.
 
A Klitschko sí le afectó el óxido pese a su excelente estado atlético. Le vimos fallar golpes difíciles de errar, especialmente cuando tuvo a su merced a Joshua, parado sin aire sobre las cuerdas, con los brazos caídos y apenas quitándose golpes con cabeceos instintivos. Al ucraniano le faltó remate. O sea, se preparó para derrotar al óxido con un buen estado físico, pero bajó libras, quizás perdió musculatura y tal vez no trabajó el poder de sus golpes. Porque algo quedó claro: para noquear al británico, a Klitschko le faltó contundencia. No fue la resistencia de Joshua.
 
Klitschko pudo ser noqueado en el quinto, pero lo salvó su experiencia para manejarse en momentos críticos y el cansancio abrupto de Joshua, a quien los nervios le jugaron una mala pasada. Cuando el británico se serenó, tomó cuenta de su ansiedad y comprendió que tenía las herramientas para terminar la pelea, la pelea terminó.
 
Fue un digno final, pese a todo, para un campeón histórico como el ucraniano, que vendió cara su derrota y nos dejó una imagen de guerrero muy alejada de las aburridas batallas a las que nos condenó a asistir durante los últimos 10 años. Seguramente se va del boxeo luego de este combate con la frente en alto y como deben irse las leyendas, dando guerra.
 
Tras una épica victoria, Anthony Joshua tiene todo en sus manos para construir una gran historia. ¿Lo conseguirá? Es imposible vaticinarlo. Sus números son perfectos (19-0 con 19 KOs), ha vencido a una leyenda y encima de esa victoria, puede convertir su carrera en otra leyenda, pero deberá demostrarlo.
 
Por delante tiene grandes desafíos. Seguramente un rival a modo en su próxima pelea y luego una sensacional unificación contra Deontay Wilder.
 
La máxima categoría respira nuevamente y luego del gran combate celebrado en Wembley, esa es la mejor de todas las noticias.
 
Ya era hora de volver a hablar sobre la verdadera protagonista en la historia del boxeo universal: la división pesada.

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