LOS ANGELES.- Incluso antes que Estados Unidos y Puerto Rico saliesen al terreno para protagonizar la final del Clásico Mundial de Béisbol, Rob Manfred se expresó confiado que este torneo –pese a sus vicisitudes– ha tenido un éxito resonante.
Y luego que hablase del «punto de inflexión» dado con la edición de 2017, el comisionado de las Grandes Ligas avizora un futuro brillante para el Clásico.
«Hemos tenidos concurrencias que no solo han roto récords, sino que dieron rienda suelta a una pasión que uno se queda pensando cuándo fue la última vez que tuvimos algo tan bueno», dijo Manfred previo al inicio del partido en el Dodger Stadium.
«Realmente asombroso. Y lo mejor de todo, los juegos han sido increíbles, emocionantes. Nuestros jugadores, en su mejor nivel, combinado con una pequeña dosis de nacionalismo. Esto ha sido algo tremendo».
Manfred y el director del sindicato de peloteros, Tony Clark, se mostraron en completa sintonía sobre el éxito del cuarto Clásico, que batió récords de concurrencia y expandió el alcance de las transmisiones de televisión, en una plataforma singular para mostrar el béisbol por todo el mundo.
Los ejecutivos están seguros que habrá un quinto Clásico, lo más seguro en 2021, un año después que el béisbol vuelva al programa de los Juegos Olímpicos en Tokio 2020.
«Creo que cuando tienes un torneo que genera el interés que tuvo la edición de 2017, pues será más fácil cautivar a los jugadores en el próximo», dijo Manfred. «No solo para Estados Unidos, sino para todos los países».
La colorida final en Los Ángeles convocó a fanáticos de Estados Unidos y Puerto Rico para cantar y lucir sus colores nacionales.
Pero los desafíos del Clásico persisten. Por más que el torneo llena estadios, genera buenos índices de teleaudiencia y suscita curiosidad desde Tokio a Tel Aviv, el evento aún no despega del todo en Estados Unidos, sede de todas las cuatro finales.
Aunque astros como Mike Trout y Kris Bryant se quedaron en sus campamentos de pretemporada, este equipo de Estados Unidos ganó adeptos por su buen don y logró consagrarse campeón por primera vez.
El manager Jim Leyland opinó que su constelación de estrellas puso en marcha la transformación del Clásico, para que deje de ser una competencia que es vista como una rareza y se convierta en una cita imperdible.
«Creo que, por lo menos, quizás hemos podido poner al Clásico en el mapa para Estados Unidos como nunca antes», dijo Leyland. «Creo que en el futuro, mucho de los jugadores que pudieron ver lo ocurrido aquí estarán un poco más entusiasmados en participar en este torneo».
En el mundo insular del béisbol estadounidense, el atractivo internacional que tiene el Clásico no convenció a varios jugadores, que con razón prefirieron concentrarse en sus equipos que le pagan jugosos salarios. La calidad del roster de Estados Unidos ha sido el principal obstáculo para que los fanáticos de Estados Unidos tomen el Clásico con seriedad.
Según Clark, luego de iniciado el torneo, empezó a recibir llamadas y mensajes de texto por parte de jugadores que lamentaban no haber aprovechado el ofrecimiento para ser parte de la selección.
«La oportunidad de lucir el nombre del país en tu pecho es algo singular, particularmente si es una experiencia inédita», dijo Clark.
Aunque Estados Unidos trata de fomentar el interés, otros países si están sacando provecho con el Clásico.
Puerto Rico es el ejemplo, luego de repetir en la final con carismático equipo de estrellas que se tiñeron de rubio el pelo.
Luego de años en el que el otrora popular deporte decayera en la isla, el manager Edwin Rodríguez considera que se han producido «grandes cambios» en el béisbol de Puerto Rico en los últimos ocho años. Lo atribuye al éxito de Puerto Rico en el Clásico de 2013, en el que perdieron la final ante la República Dominicana.
«Hay más niños jugando pelota», dijo Rodríguez. «(En los previos) 10 y 15 años, esos buenos atletas se dedicaban a otros deportes, ya sea el béisbol, el voleibol, el baloncesto y ahora el fútbol».
«Ahora mismo tenemos a tanto jugador talentoso en las Grandes Ligas, así que esos buenos atletas, cuando alcancen los 15 y 16 años, se inclinarán más para preferir el béisbol», añadió.
Rob Manfred: el Clásico tiene un futuro brillante
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