Los holandeses votaban este miércoles en unos comicios vistos como una prueba del sentimiento nacionalista, intensificado por una fuerte disputa con Turquía, y la primera de tres elecciones en la Unión Europea este año en que partidos antiinmigrantes buscan la legitimidad.
El VVD, partido de centroderecha del primer ministro Mark Rutte, de 50 años, se disputa el liderazgo en el Parlamento con el PVV (Partido de la Libertad) del agitador islamófobo y eurófobo Geert Wilders, de 53 años.
Alrededor de 13 millones de votantes empezaron a emitir sus sufragios en las urnas en todo el país y se contempla que los centros de votación cierren a las 21.00, hora local.
«Votaré por Wilders. Espero que pueda lograr un cambio que mejore a Holanda», dijo Wendy de Graaf mientras dejaba a sus hijos en una escuela de La Haya. «No estoy de acuerdo con todo lo que dice (…) pero creo que la inmigración es un problema», agregó.
Wilders, que ha prometido «desislamizar» Holanda, prácticamente no tiene posibilidades para formar Gobierno, dado que todos los principales partidos han descartado trabajar con él, pero una victoria del PVV podría provocar un terremoto político en todo el continente.
Los comicios holandeses son los primeros de los tres que se celebrarán este año en el bloque y que son considerados como un examen al sentimiento contra las instituciones en la Unión Europea y a las probabilidades de supervivencia del conjunto tras la victoria del euroescéptico Donald Trump en Estados Unidos y la decisión británica de abandonar al grupo en un referendo celebrado en 2016.
«Lo que denomino los partidos patrióticos están ganando cierto impulso (…) pero sea el que sea el resultado de la elección hoy, el genio no volverá a la botella y esta revolución patriótica, ya sea hoy o mañana, ocurrirá», declaró Wilders tras votar en una escuela en La Haya.
En Holanda, los sondeos de opinión dieron una ventaja de tres puntos porcentuales para el partido de Rutte respecto al de Wilders, pero no tuvieron en cuenta por completo la ruptura de relaciones diplomáticas con Ankara después de que los holandeses prohibieran a ministros turcos participar en mítines con los que pretendían dirigirse a los turcos residentes en el extranjero.
Elecciones en Holanda miden sentimiento contra élite en Europa
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