El famoso Carnaval de Río de Janeiro entró en su apogeo, cuando cientos de miles de personas salieron a las calles para participar en una de las fiestas callejeras más antiguas y la más grande de la ciudad.
La «Bola Preta», o Bola Negra, reúne a más de un millón de personas en el centro histórico de Río, donde los participantes vestidos de blanco y negro cantan himnos tradicionales del carnaval, incluyendo ocasionalmente el tema de Río, «Cidade Maravilhosa».
Últimamente las cosas no se están sintiendo tan fabulosas en Río: el crimen ha aumentado considerablemente desde que la ciudad acogió las Olimpiadas en agosto pasado y el estado está sufriendo una intensa crisis fiscal, con enormes deudas y escasas herramientas para mantener los servicios básicos como la policía, hospitales y escuelas.
A pesar de todo, la fiesta anual de Río debe seguir siendo vivaz como siempre.
En Salvador, la capital del estado de Bahía, que compite cada año con Rio por presumir de haber celebrado la fiesta de carnaval más salvaje, las estrellas Gilberto Gil y Caetano Veloso cantaron a una enorme multitud en el centro de la ciudad, celebrando los 50 años del movimiento musical Tropacalia que ellos formaron.
Las canciones de ambos artistas, ahora en sus 70 años, incomodaron a la dictadura militar de la nación que se extendió entre 1964 y 1985.
Los desfiles de las escuelas de samba más famosas de Río, que atraen a decenas de millones de telespectadores en todo Brasil y donde se compite con la misma ferocidad que en cualquier partido de fútbol, comienzan el domingo por la noche y continuarán al día siguiente.
La fiesta más antigua de Río comienza en apogeo del Carnaval de Brasil
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