El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, defendió con firmeza el martes a su vicepresidente Tareck El Aissami, tras su inclusión en una lista negra estadounidense por narcotráfico.
Maduro prometió, entre aplausos, brindar todo su apoyo político y jurídico a su segundo al mando, y calificó la acusación hecha el lunes por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como una «infamia», dirigida a atacar su «revolución socialista».
Washington incluyó a El Aissami y a un supuesto colaborador en la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros del Narcotráfico (conocida como «lista Kingpin»), convirtiéndolo en el funcionario venezolano de más alto rango sindicado en la lista.
«A los revolucionarios de antes los acusaban de herejes y los empalaban», dijo el presidente flanqueado por El Aissami en un acto televisado. «Ahora la acusación es de terroristas y narcotraficantes», agregó.
Más temprano, el propio El Aissami había usado su cuenta en Twitter (@TareckPSUV) para desestimar su inscripción en la lista, que acarrea sanciones que según el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, derivarían en el congelamiento de activos por decenas de millones de dólares.
«Que no nos distraigan estas miserables provocaciones, nuestra principal tarea es acompañar a Nicolás Maduro en la recuperación económica», escribió El Aissami.
En un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Gobierno también alegó que la designación «carece de la más mínima legalidad».
«Es lamentable y altamente peligroso que la burocracia estadounidense en conjunción criminal con factores violentos y extremos de la oposición venezolana encaminen las relaciones de la nueva administración (de Donald Trump) a perpetuar los errores históricos cometidos por el expresidente Barack Hussein Obama contra Venezuela», agregó.
Además dijo que citó a su encargado de negocios en Estados Unidos -su diplomático de mayor rango en el país norteamericano-, para entregarle una nota de protesta al Gobierno de Trump, que calificó de «narcotraficante» a El Aissami.
En el pasado, el Gobierno venezolano también ha negado las acusaciones contra otros funcionarios acusados de narcotráfico y ha asegurado que forman parte de una campaña internacional con apoyo de la oposición política local.
ACUSACIONES PREVIAS
En una investigación de Reuters del 2014, analistas, ex funcionarios y diplomáticos aseguraron que el país caribeño se había convertido en una ruta importante para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa y que los narcos habían permeado las Fuerzas Armadas. (goo.gl/rCNR2H)
Además de El Aissami, un criminólogo de 42 años que ha ocupado varios cargos públicos desde el 2008, el empresario venezolano Samark López también fue designado por proporcionar asistencia, apoyo financiero y bienes y servicios en favor del narcotráfico, dijo el Departamento del Tesoro.
López, sin embargo, negó el lunes que haya traficado drogas y dijo que tomará las acciones legales correspondientes.
La investigación del Departamento del Tesoro asegura que el vicepresidente «supervisó o tenía propiedad parcial» de envíos desde Venezuela de más de una tonelada de narcóticos en múltiples ocasiones, incluidos cargamentos destinados a México y Estados Unidos.
Como resultado de la designación, a los estadounidenses se les prohíbe generalmente participar en transacciones o tratar con individuos y entidades, y los activos que tienen bajo la jurisdicción de Estados Unidos son congelados.
Hugo Carvajal, ex director de la Contrainteligencia Militar; Henry Rangel, ex ministro de Defensa y actual gobernador de Trujillo; y Ramón Rodríguez, ex ministro de Relaciones Interiores y Justicia y actual gobernador de Guárico, destacan entre los incluidos en la también conocida como «lista Clinton».
Además, a mediados del año pasado, la Fiscalía de Estados Unidos acusó a Néstor Reverol, ex jefe antidrogas de Venezuela, de haber participado en una trama de distribución de cocaína. Reverol negó las acusaciones.
Nicolás Maduro defiende a su vicepresidente
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