3 de 3
El dominicano igual que toda su vida está pasando fuertes tensiones, es necesario autocontrol para no estar asediado de los males que acrecientan, acorralan. Si se descuida enferma de hiper tenso y la vida cambia en deterioro. En el curso I de la Biblia aprendimos: si usted pone sobre Dios su ansiedad, él cuidará de usted. Hágalo, verá como su vida es otra. Sentirá alivio y tendrá confianza y seguridad.
Se obtiene un magnífico resultado estudiar a los filósofos griegos, son parte muy importante del diario trajinar. La sabiduría tiene su origen en lo divino, es manantial de pureza espiritual, pauta para el buen vivir. Los filósofos son mis profetas con sus mensajes de Dios. Cleobulo con su tratar con las personas pertinentes. Enseña como alejarnos de lo que daña.
Cuando tenemos la bendición de un largo derrotero, muchos nos desechan, ya no somos útiles a su contacto, no pierden su tiempo con el obsoleto y como jugué pelota, veo la señal y no me pierdo. Estoy en paz. Estoy entre los libros, me deleito con el bolígrafo con más alegría cuando surgen pinceladas de entrega de amar y les aseguro, para vivir más feliz es menester vivir más rectamente, recordando a Aristóteles. Ser feliz, obrar bien y vivir bien, una sola cosa. Si no podemos vivir más rectamente, tampoco podremos vivir más feliz, no crece la virtud. Tampoco la vida virtuosa que proviene de la virtud.
No sentimos necesidad del tiempo futuro ni contar sus días. Por breve que sea el tiempo, la virtud puede realizar en nosotros bienes externos.
Es muy conveniente valerse por sí mismo, así podremos tener una existencia de la que no tengamos que arrepentirnos.
Cómo les dije, buenas costumbres aprendo de los filósofos, una ha sido que he encontrado la riqueza en un lugar diferente de aquel donde la atesoran, nunca he tenido un cofre para llenar, sino el alma. Lo aprendí con Epícteto disertando cuando decidió ser pobre. Solo poseía un jergón y una estera para dormir. No necesitaba cerradura. ¡Qué riqueza!…
Nadie espere de la vida otra cosa sino aquello que ha trabajado en ella. Si cuida su naturaleza física con buenos hábitos, espere buena salud. Si es amistoso, entrega amor, afecto, se vence en el amor al prójimo, de seguro vivirá los mismos tratos.
El buen derrotero en la juventud, en la senectud es el puerto de la buena cosecha. La vida se encarga de entregar lo que recibió, no es mezquina. Aparece el buen trato recibido.
El espíritu se estimula invitando a la incansable en entrega de servicio amoroso a los necesitados. María Teresa de Calcuta. El fruto del silencio es la oración, el fruto de la oración es la fe, el fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz. Consérvense bueno.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana
Meditabundo: Vinimos, anduvimos, nos vamos: La Vida
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page