Creador del “Pripri”, ritmo que antecedió al “Perico Ripiao”; padre de 26 hijos, de los cuales ha sobrevivido a 14, con un total de 248 nietos, bisnietos y tataranietos, Heriberto Germán Vargas “Nisito”, rememora que no todas las mujeres bailaban la música inventada por él: “Decían que era para mujeres de la ¨mala vida¨; pero, esto sólo fue en un inicio, porque poco después, toditas se movían con mi baile…”
Locuaz, versátil, jaranero y sentencioso, Nisito fusiona los recuerdos de otrora con los del momento: “Todos estos barrios eran bohíos y montañas. Eso era en aquella época, hace muchos años…”.
-¿Se inserta en la música por una cuestión familiar o fue su propia iniciativa?
“No, no, yo nací con la música en la sangre. Iba a las fiestas con mis amiguitos y ellos se ponían a bailar, mientras que yo me plantaba a escuchar lo que tocaban y ahí amanecía. Un día, cuando tenía unos ocho años, me dijo un señor llamado José Peguero: ¨A ti se ve que te gusta mucho la música. Si consigues por un mes, sacos de pan de frutas para mis puercos, yo te regalo un acordeón y te enseño a tocarlo. Así fue que aprendí”.
Iba el pequeño por los montes, con la ilusión saltándole en notas musicales, esas que luego de alimentar a los cerdos de Peguero, aprendía junto a las cañadas con el acordeón apretado junto al pecho.
Al paso del tiempo, que ya suma más de 103 años, esta gloria de la cultura dominicana ha permanecido como tronco fuerte, en memoria de un ritmo que movió corazones. “Quienes me acompañaron en mi vida artística ya se han ido toditos; pero, el ¨Pripri¨ quedó para siempre…”.
-¿En qué consiste ese ritmo?
“El ¨Pri pri¨se toca con güira, tambor y acordeón. Fue la primera música desde que el mundo se hizo mundo, al menos en el mío…Apenas éramos unos cuantos músicos, muy escasos. Ahora hay muchos; pero, tienen que tocar con tambora, güira, acordeón saxofón, bajo, etc…”.
-Entonces, ¿fue idea suya crear el “Pri pri”…?
“Sí, esta es la primera música que viene aquí. Yo me crié con ese ritmo cibaeño. Estamos hablando de los años 1900, no recuerdo la fecha exacta; pero el ¨Pripri¨ vino antes que el ¨Perico Ripio ¨. Mire, yo he vivido mucho, he conocido a todos los presidentes desde los años aquellos, sobre todo recuerdo el gobierno de Trujillo”.
Del buen padre que ha sido Germán Vargas habla Irma Camposano, la hija que al fallecer su mamá, siendo muy pequeñita, lo vio realizar todo tipo de trabajo para mantenerles, a ella y sus hermanos, sin abandonarles jamás:
“No me puedo quejar de mi papá y siempre tenemos muy presente sus sacrificios para criarnos y hacernos hombres y mujeres. Pienso que es de los mejores músicos del país y desde pequeñitos, dondequiera que iba a tocar, le acompañábamos y bailábamos con él”.
-¿Es la música lo que lo mantiene así?
Nisito sonríe cómplice y asegura: “Mire, yo tocaba en fiestas de hasta tres noches seguidas y sin parar”.
-¿Algunos hijos han seguido sus pasos?
“Si, dos y un hermano, que era el mejor tambolero de estos campos, se llamaba Juan Anicasio Germán. Ya él murió también “.
-¿Siente que el pueblo dominicano reconoce su música?
“El año pasado toqué en el Museo del Hombre para generaciones muy jóvenes. Me aplaudieron mucho” .
El hijo, Juan Germán Camposano, habla orgulloso de ese día en que “como gallito de pelea”, Anisito interpretó su música y todos quedaron impresionados por tanta vitalidad y energía: “Mi padre es un orgullo para todos nosotros”.
-¿Un consejo a los músicos de ahora?
“Que anden como lo hice yo, que dondequiera que llegaba todo el mundo quería que me quedara. Nunca tuve problemas y fíjese que tocaba en las fiestas y a pesar de las malas noches, llegaba a la casa, me cambiaba y me iba a hacer otras faenas”.
-¿Qué es para usted la música?
“Es mi alegría, eso es lo que me ha sostenido en esta larga vida. He gozado mucho. He caminado el país entero gracias a mi música”.
-¿Y cómo ve su desarrollo en los momentos actuales del país?
“Bueno, la música verdadera, la de aquí, es el ¨Pri-pri¨, después el ¨Perico Ripiao¨ Ahora hay otros ritmos…”.
-¿Considera que tiene seguidores?
“¿Seguidores? Ya toditos se han muerto. Recuerde que ya pasé los 103 años, no recuerdo bien cuántos son… Yo me acuerdo que iba a Villa Mella cuando se llegaba en barcas y andaba muchos kilómetros a pie”.
-¿Cuáles sueños le quedan por cumplir?
“¿Sueños? Ver a mis hijos bien, porque todos han sido muy buenos conmigo. He cumplido con mi música y si vuelvo a nacer sigo en lo mismo. Y mire, soy un hombre de palabra, porque no sabe cuántos chelitos perdí, pero me siento orgulloso; porque si alguien llegaba y me comprometía por cincuenta pesos a tocar en su fiesta y otra persona me ofrecía después doscientos, yo me negaba. Siempre he respetado a todos, a niños y a mayores. Nunca he golpeado a nadie, ni he faltado a la justicia, ni a nadie…”.
Acordeón en mano respondió Anisito a la pregunta de cuál era la canción que más le gusta interpretar. El rostro centenario se transformó por instantes y brotaron algunas estrofas de su propia inspiración: “La mujer que yo quería/ se me fue con un bombero/ porque lo que ella quería/ es que le apagaran el fuego/.
Con fina ironía y haciendo bromas hasta de su propia longevidad, Heriberto Germán Vargas “Nisito” toca el acordeón que le regaló el pelotero Pedro Martínez y responde con frases certeras acerca de estos días que corren en su prolífera vida: “Ahora mismo, me alimento como un buey, hasta tres y cuatro platos de comida a diario. A veces, tarde en la noche, me siento a comer y mis hijos ya ni me dicen nada, porque lo que estoy viviendo es de más. Para morir con hambre, morir lleno…”
-¿Bebe?
“No mucho, por galón… A mí me cabe todo… Mire, yo hago de todo”.
-¿Y el amor?
“Bueno, he tenido 73 amores. A una la amé más que al resto. Pero, sin mujer no hay hombre”.
-¿Ahora mismo, cómo está su salud?
“Tengo un solo quebranto, la edad. ¿Se imagina vivir más de un siglo…?”