Más de veinte mil policías se ocupan en estos días del cuidado de las calles dominicanas. El operativo, no sólo intenta salvaguardar a quienes vacacionan, sino a velar por sus viviendas y propiedades.
El despliegue de uniformados nos recuerda lo que tanto se ha repetido cada vez que conmemoramos la Semana Santa y es que, más que asueto y recogimiento, los preparativos del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), parecen constatar un período virulento donde proliferan las acciones violatorias, esas que han dejado tantas muertes y accidentados, como ocurrió el pasado año.
Hasta se ha publicado un paquete de folletos publicitarios destinados al “Operativo Semana Santa reivindicativa 2009”, en una de cuyas portadas aparece el titular: “¡Velocidad y riesgo es igual a muerte o discapacidad!”. Porque, aunque una buena parte de las familias dominicanas decidió no moverse de sus hogares, debido a la crisis económica que enfrenta el país, para quienes han planificado sus viajes se recomiendan una serie de parámetros que, de cumplirse, ahorrarían disgustos y situaciones adversas.
El “Plan Operativo Semana Santa 2009”, contará con puestos de socorro en calles y avenidas principales del Distrito Nacional, destinados a controlar la velocidad de los vehículos; así como, miles de agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), custodiarán carreteras y autopistas a todo lo largo y ancho del territorio nacional.
Habrá oficiales superiores y alistados en distintos puntos estratégicos del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo y los hospitales reforzarán sus servicios de emergencias. Playas y centros de prestación de servicios enarbolan la vigilancia policial, en tanto que los organismos de inteligencia se mantienen activos en contra de cualquier violación del orden público.
De muchas maneras hay que agradecer a los agentes su actitud y cuidado de cada uno de los ciudadanos en el país y ojalá los resultados reflejen la magnitud de los esfuerzos por preservar la paz en estos días.
De todos modos, el desafío comienza desde lo individual y son las familias quienes deben aprovechar estos momentos de concordia, unión y celebración, con el consiguiente control en las bebidas alcohólicas y, sobre todo, con el cuidado de los pequeños, que son que son de los más vulnerables en estas fechas.
Disfrutar del descanso, fortificar el cuerpo y el espíritu y prever que no ocurran desgracias que entristezcan de por vida. Siendo así: ¡felices días de Semana Santa para dominicanas y dominicanos, con el llamado mayor a la prudencia como escudo protector!