El máximo fiscal federal de Brasil dijo este sábado que no le agradaba acusar al presidente Michel Temer de corrupción, pero que no tenía alternativa debido a los claros indicios de que el mandatario participó en un esquema de sobornos.
El fiscal general, Rodrigo Janot, señaló en una conferencia sobre periodismo de investigación que no tenía apuro en presentar nuevos cargos de asociación delictiva y obstrucción a la Justicia contra Temer. Agregó que quería investigar cada caso lo más minuciosamente posible.
«Mientras haya balas, seguiré disparando», dijo Janot. «Hasta el 17 de septiembre, el poder está de mi lado y mantendré mi propio ritmo», agregó.
Janot, cuyo mandato de cuatro años termina en septiembre, hizo sus comentarios más extendidos desde que previamente esta semana acusó a Temer de aceptar sobornos. Es la primera vez que un presidente brasileño en funciones enfrenta una acusación penal.
El fiscal general destacó el sábado que aún había amplias pruebas por revelar contra Temer, que no fueron incluidas en el documento en su contra presentado esta semana.
«Si incluía todo, la defensa habría dicho que había aportado toda la evidencia sin darles derecho a defenderse», explicó. «Argumentarían que todo el caso debería anularse por esa razón», agregó.
El defensor de Temer, Antonio Mariz, no estaba inmediatamente disponible para realizar comentarios. El presidente, cuyo nivel de aprobación es de un dígito apenas un año después de su asunción, ha dicho reiteradas veces que es inocente y se ha negado a ceder a los pedidos para que renuncie.
Temer está acusado en relación con un esquema de sobornos que involucra a la empresa cárnica más grande del mundo, JBS SA. Ejecutivos de la compañía brasileña dijeron en un testimonio bajo delación compensada que el mandatario recibió sobornos para resolverle problemas crediticios y fiscales a la firma.