LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Dicen los viejos que antes a un ladrón le decían así: ladrón; que la gente buena le sacaba el cuerpo; que si venía uno de frente, cambiaban de acera; que vivía solo y moría sin pena ni gloria; que era cosa imposible compartir con el ladrón, pues lo más sagrado era preservar el buen nombre, el legado moral y el ejemplo de vida. Dicen que otrora los ladrones se contaban con los dedos de una mano…Pero hoy abundan tanto que no hay lugar en el que no te encuentres ladrones de todo tipo a los que hay que tratar de “don”, “señor” y “usted”. (Y ellos, fragantes y alegres, viven sonrientes).