Santiago.- Los restos de un primer teniente de la Marina de Estados Unidos de origen dominicano encontrado muerto en Irak, el 20 de marzo con un disparo en la frente, fueron sepultados este martes en el cementerio municipal del Ingenio Abajo.
El sepelio se produjo con honores militares rendidos por un batallón de marines de infantería estadounidenses y un pelotón mixto del Ejército Nacional y la Fuerza Aérea Dominicana.
El velatorio del soldado Nelson Manuel Gilberto Lantígua Martínez, de 21 años de edad, se llevó a cabo en la residencia de su madre María de los Ángeles Lantígua, ubicada en la localidad de los Cocos de Jacagua, de este municipio.
Previo al entierro, se le hizo un homenaje póstumo en el mismo camposanto en el que hablaron algunos de sus familiares más cercanos. En nombre de la familia habló su tía Berkys Lantígua, quien dijo que su pariente fue un guerrero de nacimiento.
Lantígua contó que cuando Nelson mostró interés de ingresar a la Armada de Estados Unidos, la mayoría de sus familiares se mostraron en desacuerdo. “Pero eso era lo que a él le gustaba, era muy valiente, trataba de salir hacia adelante y conseguir lo que se proponía”, dijo acongojada la portavoz de la familia.
En ese contexto, recordó que cuando se fue a recibir entrenamientos duraron cuatro meses, sin saber nada de él, a pesar de que le enviaban cartas y que le respondió una de todas’ la que remitieron cuando ya les faltaban días para salir de su preparación castrense.
Reveló que cuando decidió irse a Irak, todos sus familiares se lo encomendaron a Dios y mantuvieron la fe de que regresaría sano y salvo.
“Nunca pensamos de que moriría en Irak, pero Dios sabrá porque lo hizo y sabemos que lo tiene a su lado, porque fue bueno, valiente, solidario y un guerrero por naturaleza, pese a su corta edad”, insistió.
De su lado, su padre, José Nelson Martínez, en medio de llantos, dijo que la muerte de su hijo fortalece aún más a la familia que están convencidos que con hechos de esa naturaleza jamás podrán vencer.
“No me interesa saber quién mató a mi hijo ni las razones, pero creo que se equivoca, si piensa que con esto hizo un daño, todo lo contrario, este dolor, esta angustia y tristeza que tenemos, ha servido para unirnos todos en familia en base a un solo objetivo”, dijo.
El pastor Ignacio de la Cruz, quien pronunció una liturgia en el camposanto antes de su sepelio, dijo que el soldado por ser tan valiente y por morir por una causa justa no ha muerto, porque sólo se va un cuerpo hecho de carne y huesos, pero que su alma se queda vivo entre todos sus familiares, amigos, compañeros de armas y quienes lo conocieron y sabían de su bondad.
El sargento mayor Jaime Ramírez, quien junto a otros cinco marines de infantería de Estados Unidos, rindió las honras militares al féretro del soldado, dijo que su muerte ha impactado a todos, y que por eso esa delegación decidió trasladarse a la República Dominicana para expresarle su solidaridad y pesar a la familia y decirle que no están sola en un momento tan difícil como el que le ha tocado vivir.