Cuando se acercaban los días de Semana Santa, en estas mismas páginas reflexionábamos sobre lo que debía representar este período, las precauciones, medidas a adoptar, desde lo individual hasta lo colectivo, y una vez concluido el feriado comprendemos que, lamentablemente, nada es suficiente, sobre todo cuando se habla de una secuela de más de cincuenta víctimas, con un elevado 70% de los accidentes provocados por el consumo de alcohol.
Aunque no es más provechosa la parte que sigue a los acontecimientos, si no lo que le antecede, recordábamos junto al colega Rafael Calderón, aquellas “novedades más notorias que trajo el cambio del recogimiento por la francachela en la Semana Santa”.
Calderón rememora que “se acabó con la tradición de escuchar sólo la música sacra que invitaba al sosiego. Se acabó con la tradición de no hacer actividades ruidosas, de evitar las discusiones, algo que se observaba con tanto respeto que hasta los niños nos limitábamos a sólo amenazar a con un “no te apures, que contigo es que voy a repicar Gloria el sábado” a cualquiera que nos hiciera alguna ofensa durante los días de recogimiento”.
En 2008, las noticias dictan: “Casi 500 muertos y 6.000 lesionados de diversas consideraciones es el saldo preliminar del largo asueto de Semana Santa en Centroamérica, cuya principal causa fue el exceso en el consumo de licor…”.
En la República Dominicana las autoridades de protección civil informaron el pasado año acerca de una treintena de personas muertas y alrededor de 232 afectadas o heridas durante el período, como consecuencia de accidentes e imprudencias…
En esta ocasión, la cifra ascendió a más de medio centenar de muertes, una veintena más que en 2006; centenares de heridos y una cifra alarmante de menores afectados por ingerir bebidas alcohólicas.
Ahora, la proximidad de nuevos paros en el sector salud y otras entidades, mantienen a la Policía Nacional en apogeo, desde mucho antes de iniciarse la Semana Santa.
Más que incertidumbre, la población se pregunta qué más acontecerá y cuándo ocurrirá en verdad el tiempo de recogimiento y paz.
