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Juez cita a Cristina Kirchner por caso corrupción

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La campaña electoral argentina, que termina en los comicios del 22 de octubre y tiene como gran protagonista a Cristina Fernández de Kirchner, tendrá todos los ingredientes del dramatismo local, en el que la política vive en estado de sobresalto permanente entre un escándalo y otro. La expresidenta hará toda la campaña sabiendo que poco después de las elecciones, el 9 de noviembre, tendrá que acudir a declarar como imputada por el caso de presunta corrupción más delicado de todos los que arrastra, el llamado Hotesur.

El juez Julián Ercolini investiga a Fernández de Kirchner y a toda su familia –también están citados su hijo Máximo, líder del grupo político La Cámpora, principal apoyo de la expresidenta, y su hija Florencia- por presunto lavado de dinero. Los Kirchner son propietarios de varios hoteles en El Calafate, un paraíso turístico al lado del glaciar Perito Moreno, y según los investigadores utilizaban esos centros, que en invierno apenas tienen ocupación por el frío, para blanquear el dinero que dos empresarios cercanos, Lázaro Báez y Cristóbal López, les pagarían a cambio de recibir obras públicas y licencias de juego.

Los fiscales creen que los Kirchner simulaban que les pagaban por habitaciones para empleados de los empresarios que en realidad estaban vacías. Según los investigadores, los pagos de Báez suponían la mitad de la facturación del hotel Alto Calafate, que preside la ciudad justo encima de un enorme cartel con la foto de Cristina en el que se lee “bienvenida a casa”.

La investigación lleva años en marcha y ha cambiado de juez varias veces, como es habitual en Argentina, pero fuentes judiciales insisten en que las pruebas son muy contundentes tras varios registros y será fácil demostrar en un juicio que esas habitaciones nunca fueron ocupadas. El entorno de los Kirchner niega todas las acusaciones, insiste en que ella es propietaria pero nunca se ocupó de la gestión de los hoteles, y habla de persecución política.

Báez está en la cárcel desde hace meses por presunto blanqueo y López tiene graves problemas con el fisco desde que Mauricio Macri se hizo con el poder. El juez ya requisó 4,6 millones de dólares en billetes que tenía Florencia Kirchner en un banco.

Lo llamativo de esta decisión del juez es que evita llamarla en plena campaña electoral, como temían en el entorno de la expresidenta, pero al hacerlo inmediatamente después coloca este asunto como una espada de Damocles pendiente que le espera gane o pierda.

Sus fieles están convencidos de que todo es una maniobra política para desprestigiarla. A ellos no les influirá este caso. Pero parece evidente que un escándalo así sí podría afectar a los indecisos o los votantes de otros partidos pequeños que ella necesita atraer para ganar las elecciones.

La expresidenta, tan amada por sus fieles como odiada por sus detractores, se enfrenta a una batalla política a todo o nada. Si pierde en la provincia de Buenos Aires, donde se presenta como senadora, será el principio del fin de su carrera, aunque podrá llegar a la Cámara alta, ya que entran el primero y el segundo. Si gana, luchará para ser la jefa de la oposición y volver en 2019 a la presidencia, algo que cada vez se antoja más difícil porque Mauricio Macri sigue consolidando su poder y ha logrado un buen resultado en todo el país en la primera vuelta de estas elecciones, las primarias del 9 de agosto.

Algunos peronistas ya se mueven para intentar buscar una alternativa, pero de momento nadie tiene tanto arrastre como ella en la oposición. En la mayoría de los países, un golpe judicial como este cambiaría por completo la campaña. En Argentina no. Kirchner ya ha demostrado que puede sobrevivir a todo y el lunes, cuando se conozca el recuento definitivo de esa primera vuelta que fueron las primarias, se verá que ella ganó en Buenos Aires aunque sea por poco. Todos los expertos señalan que le va a costar mucho repetir esa victoria el 22 de octubre. Pero en el mundo político nadie se anima a darla por acabada. Ni siquiera con los jueces llamando a su puerta.

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