En tiempos muy remotos, en una selva habitada por animales de muy bajos instintos, vivía un león que a base de astucia siempre imponía sus reglas en la jungla.
Como animal astuto, el león conquistó el trono poniéndose de acuerdo con el padrote de los gallos, que gozaba de mucho respeto y autoridad; pese a su edad, nunca perdió fuerza en su pasto.
Al conseguir el poder en la selva, el león empezó a descuidar sus obligaciones con los demás animales, siendo más implacable con los descendientes del gallo padrote, de quien ya no se dejaba asesorar.
Al percatarse el padrote de que el león el único interés que perseguía era su apoyo para gobernar en la selva, se disgustó con el felino, al que acusó de “comesolo”, mientras los demás animales padecían hambre.
El león se dio cuenta que ya no podía contar con el apoyo del gallo padrote; lo mismo habían notado los demás animales de la selva.
En lo adelante, el león notó el declive de autoridad que tenía en la selva, que ya los animales sabían que por sí solo no llegaría lejos y que su autoridad era sólo un mito.
A los animales le llegó la noticia de que ser león, en vez de un orgullo, debía ser una vergüenza, ya que dicho animal se recuesta en la sombra de un árbol, mientras la leona se encarga de buscar los alimentos para él y sus crías.
Conociendo de todas las informaciones que manejaban los animales en la selva y que debilitaban su autoridad y credibilidad, el león decidió, entonces, ser mago.
Para salir airoso en sus pretensiones de ser un famoso y respetado mago, el león, que tenía fama de buen lector, en su nuevo rol empezó a estudiar los trucos del mundialmente conocido “magos de la historia”, como el Mago Merlín y el Mago de Oz.
El mago de la selva, que antes era un león, se pasaba el tiempo durmiendo a base de trucos a los animales de la selvas para mantener su poderío.
Una vez, el mago de la selva se negó a tomar las medidas necesarias para que en su selva no causara los efectos negativos que en las demás junglas estaba causando una enfermedad llamada crisis económica.
Cansado de que los animales le pidieran cuenta de la decisión que tomaría para salvarlos de esa enfermedad que afectaba a los demás animales de la selva, el mago aplicó un truco diciendo que la economía de su selva estaba blindada, es decir protegida, por lo que la enfermedad llamada crisis económica no iba a afectar su selva.
Pero, resulta que al poco tiempo, el mago tuvo que echar atrás su truco, y reunió a los animales de su selva para decirle que debían tomar medidas urgentes para no ser afectados por la enfermedad llamada crisis económica.
Pero, lo que ignoraba el mago era que el instinto animal de sus súbditos le decía que era imposible que no le afectaría la enfermedad llamada crisis económica, cuando en las demás selvas mucho más poderosas que las de ellos estaba azotando.
Desde entonces, el mago perdió toda credibilidad en su selva, al punto que cuando convocaba a los animales para anunciarle un truco nuevo, ninguno acudía.
Entonces fue cuando comprendió su error, de pasar de león a Mago.