El boxeador cubano Guillermo Rigondeaux, famoso por su positivo historial en el boxeo aficionado, quiere darle un nuevo rumbo a su vida tras escapar de Cuba y solicitar asilo político en Estados Unidos.
En una crónica publicada en el periódico El Nuevo Herald, de Miami, y calzada con la firma del periodista Jorge Ebro, se informa que el ex campeón olímpico estaba convencido de que eso sería lo único que iba a quedar de él en Cuba si no intentaba algo para escapar y darle un nuevo rumbo a su vida y su carrera deportiva.
Se prepara para hacer su debut en el boxeo profesional dentro de una cartelera que será montada en Miami, donde ahora reside.
Ya en Miami, entrenando a plenitud para su debut como profesional, el doble campeón olímpico y mundial repasó los hechos que le obligaron a desertar desde que cometiera, según sus propias palabras, "una indisciplina grave».
Junto con Erislandy Lara, Rigondeaux se ausentó justo antes del pesaje durante varios días de la delegación antillana que asistió a los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro en julio del 2007, lo cual privó a la isla de dos medallas seguras en el boxeo.
A pesar de reportes de que ambos púgiles habían concertado contratos con la empresa alemana Arena Box Promotions –Lara sí firmó con la entidad germana tras escapar–, y de estos había recibido un adelanto monetario, Rigondeaux afirma que por su mente nunca estuvo la posibilidad de la fuga.
La noticia señala, al atribuirle declaraciones a Rigondeaux, que "quiero aclarar que nunca intentamos desertar». Y agregó su meta ahora es ser un buen boxeador profesional y ganar una corona del mundo.
"La indisciplina que cometimos fue grave, no pensábamos lo que hacíamos. Nosotros mismos nos entregamos a la policía brasileña para que nos devolvieran a Cuba. Sabía que vendría una sanción, pero nunca esperé que fuera tan fuerte».
Pero como suele suceder en el caso de los deportistas de primer nivel, el castigo que recibió Rigondeaux fue el peor de todos: el olvido.
Aunque voces como las del legendario y tres veces titular olímpico Teófilo Stevenson y el entrenador Pedro Luis Díaz pidieron clemencia para los dos boxeadores, la respuesta definitiva al caso de Lara y Rigondeaux se produjo por medio de una "reflexión» de Fidel Castro donde afirmó que "el atleta cubano que abandona su delegación es como el soldado que abandona a sus compañeros en medio del combate».
"Esos días fueron muy difíciles, de mucha ansiedad, porque yo no sé hacer otra cosa que boxear y me habían quitado parte de mi vida», comentó el púgil de las 122 libras. "A veces me daban falsas alarmas. Me decían: ‘estate tranquilo, que todo se arreglará’. Pero no sucedía nada. Y el tiempo pasaba y pasaba…"