La canciller Angela Merkel logró un cuarto mandato en las elecciones alemanas, pero tendrá que construir una coalición incómoda para formar gobierno después de que su bloque conservador sufrió el impacto del creciente apoyo a la extrema derecha.
El partido antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD) sorprendió al “establishment” al lograr un 13,0 por ciento de los votos, convirtiéndose en el primer partido de extrema derecha en llegar al Parlamento en más de medio siglo.
El bloque conservador que apoya a Merkel resultó el más votado, pero con sólo el 32,9 por ciento de los sufragios su nivel de apoyo cayó a su nivel más bajo desde 1949, la primera vez que se celebraron elecciones nacionales en la Alemania de posguerra.
Sus principales rivales, los socialdemócratas, también recibieron su peor resultado desde la década de 1933, al lograr sólo el 20,6 por ciento de los votos, por lo que casi la mitad de los votantes dio la espalda a los dos partidos que han dominado la política alemana desde la Segunda Guerra Mundial.
Merkel aseguró que el éxito de la extrema derecha era una prueba para los alemanes y que era importante escuchar las preocupaciones de sus votantes.
“Por supuesto que esperábamos un resultado ligeramente mejor”, sostuvo Merkel. “Somos el partido más fuerte, tenemos el mandato de construir el próximo gobierno, y no puede haber un gobierno de coalición construido contra nosotros”, agregó Merkel.
Las elecciones se llevaron a cabo en medio del creciente apoyo a los partidos de extrema izquierda y de extrema derecha en toda Europa.
Alemania, en particular, está lidiando con la llegada de más de un millón de refugiados, tensiones con Rusia por las incursiones de Moscú en Ucrania y dudas sobre el futuro de Europa desde que Reino Unido optó en un referendo su salida de la Unión Europea.
El líder del SPD, Martin Schulz, dijo que el partido no se sumaría a una coalición y en cambio se convertiría en la oposición principal.
Sin el SPD, el único camino directo para que Merkel tenga mayoría en el Parlamento será unirse con el Partido Democrático Libre (FDP, por sus siglas en alemán) y con los Verdes, lo que formaría una coalición que se conoce en Alemania como “Jamaica”, ya que los colores negro, amarillo y verde de los tres partidos coinciden con la bandera del país caribeño.
Tal acuerdo no ha sido puesto a prueba a nivel nacional y es considerado ampliamente como inestable.
El líder del FDP, Christian Lindner, cuya plataforma se basa en una línea dura para Europa, dijo que estaba abierto a negociar una coalición con Merkel pero que Alemania necesitaba un cambio de rumbo. Katrin Goering-Eckardt, de los Verdes, dijo: “Veremos si puede haber cooperación”.