Todos sabemos lo importante que fue el profesor, llamado así cariñosamente, no sólo por los aportes literarios, ni por ser el primer Presidente Constitucional elegido democráticamente en el siglo XX, tampoco por ser el padre de la democracia dominicana, ni por estar tan avanzado intelectualmente a la época, sino, porque aún habiendo transcurrido casi medio siglo a partir de su derrocamiento como gobernante, hoy día nos damos cuenta que el mismo tenia razón. Se preguntará el lector, a que me refiero, pues la respuesta esta resumida en una sola palabra: “Democracia”.
Hoy día hemos invertido más de medio siglo en involuciones, gracias a los que en ese momento creyeron que la democracia era un bienestar personal, económico y oligárquico y no un bienestar social o más bien del pueblo. Traicionándole y negándole el verdadero derecho al pueblo dominicano de ser libre, soberano, independiente y democrático, sucumbiendo en lo que se llama la esclavitud moderna “Capitalismo”.
¿Se le hubiese podido pedir más?… Un dominicano que dio todo a cambio de nada, que sintió la República Dominicana como su propio corazón, sólo contando con el apoyo de la masa pobre y una vez más imponiéndose la clase oligárquica.
Cito: Luchen por la democracia, luchen por cualquier injerencia extranjera, hoy puedo ser derrocado; pero tendrán que respetar y reconocer mi honradez y mi dignidad. (Bosch Gaviño, Juan Emilio, Santo Domingo, Republica Dominicana 1964).