Los chilenos concurrían este domingo a las urnas para elegir a un nuevo presidente en unos comicios en que el exmandatario conservador Sebastián Piñera triunfaría, aunque con una ventaja insuficiente para evitar un balotaje, probablemente, con el senador oficialista Alejandro Guillier en diciembre.
Ocho candidatos en total buscan reemplazar a la saliente presidenta socialista Michelle Bachelet en una elección que además escogerá a la mitad del Senado y a todos los diputados, bajo un nuevo esquema que reemplaza un intrincado sistema heredado de la dictadura de Augusto Pinochet.
Un total de 23.746 miembros de las Fuerzas Armadas están a cargo de resguardar el funcionamiento de las 42.890 mesas receptoras de sufragios en todo el territorio.
Pero la creciente apatía de los chilenos por la política tras una serie de escándalos de corrupción y una campaña diluida por normas electorales más estrictas amenazan con una histórica abstención, más aún cuando el voto es voluntario.
Con todo, la elección es vista como un referéndum a la gestión de Bachelet, quien buscó reducir la enorme brecha de ingresos entre ricos y pobres con una serie de reformas, aunque los desacuerdos y una economía casi estancada dejaron a la vista las fisuras de la coalición gobernante de centroizquierda Nueva Mayoría.
Los comicios del domingo marcarían un punto de inflexión para el pacto oficialista y, dependiendo del resultado, podrían ser incluso la antesala del fin de una coalición que ha dominado la política chilena por décadas.
ENCRUCIJADA
Piñera, de 67 años, ha prometido que corregirá las reformas en marcha de Bachelet, duplicará el crecimiento económico y dejará al mayor productor mundial de cobre a las puertas del desarrollo, lo que ha catapultado su nivel de apoyo a casi un 44 por ciento, el doble de su rival más cercano, según sondeos.
“Los chilenos enfrentamos una encrucijada (…) Insistir por el camino equivocado de la Nueva Mayoría, que sólo conduce a más frustración y estancamiento u optar por el cambio positivo para recorrer los caminos del progreso”, dijo Piñera en su cierre de campaña.
El multimillonario, que gobernó el país entre 2010 y 2014, tiene previsto sufragar en una escuela del centro de la capital a las 10.00 hora local (1300 GMT).
La centroizquierda llega a los comicios fragmentada con seis candidatos, de los cuales Guillier, -respaldado por radicales, socialistas y comunistas- aparece como el principal oponente de Piñera en una eventual segunda vuelta, en que deberá conseguir el apoyo de los otros rivales de ese bloque.
El senador, de 64 años, busca profundizar las reformas impulsadas por Bachelet y quiere propiciar una nueva Constitución.
“Soy consciente de esta histórica misión de tomar la antorcha y seguir progresando”, dijo Guillier a sus simpatizantes en uno de sus últimos discursos de campaña.
El candidato oficialista votará en un liceo de la norteña región minera de Antofagasta y luego viajará a la capital chilena para esperar los resultados.
La consultora Mori ha estimado que sólo votará el 45 por ciento del padrón de 14,3 millones de chilenos, pero no descarta una participación menor, lo que podría permitir a Piñera conseguir mayoría absoluta ante un voto más disciplinado de los electores conservadores que los simpatizantes de izquierda.
La creciente abstención de los votantes ha sido una tendencia de los últimos años, ya que en los comicios del 2013 la participación llegó al 51 por ciento del universo electoral, desde el 59 por ciento registrado en las elecciones del 2009.
En estos comicios debuta la votación de los chilenos en el exterior. Cerca de 39.000 personas están habilitadas, es decir, un 10 por ciento de los chilenos que viven fuera del país.
De hecho, los primeros cómputos -aunque muy simbólicos- corresponderán a votaciones desde el extranjero, mientras que los resultados parciales en Chile se conocerán a partir de las 19.00 hora local (2200 GMT).