La actividad económica en Brasil creció inesperadamente en octubre, según datos del Banco Central publicados el lunes, lo que sugiere que la recuperación del país mantuvo impulso al comienzo del cuarto trimestre.
La actividad creció un 0,29 por ciento respecto a septiembre, tras ajustes estacionales, luego de un avance revisado a la baja de 0,27 por ciento el mes previo.
La mediana de los pronósticos en un sondeo de Reuters apuntaba a un declive mensual de 0,15 por ciento en octubre.
Las cifras de la actividad deberían apoyar la opinión de que el reporte de ventas de minoristas de octubre, que fue sorprendentemente bajo, fue tan sólo una irregularidad.
Economistas esperan que la economía brasileña crezca en torno al 1 por ciento en 2017, el ritmo más fuerte desde 2013, antes de acelerarse a 2,6 por ciento en 2018.
La inflación lenta ha impulsado el poder de compra de los consumidores y tasas de interés más bajas marcaron el inicio del esperado repunte en la inversión corporativa.
Pero economistas advierten que mantener esas tasas de crecimiento económico dependerá de la capacidad de los funcionarios de bajar el gasto del gobierno y de implementar reformas estructurales.
Se ve cada vez más improbable que los legisladores logren aprobar un impopular proyecto de reforma previsional -eje central del gobierno de presidente Michel Temer-, con lo que la carga de la nueva legislación recaería sobre el ganador de las elecciones presidenciales de 2018.