Miami, Florida.- Son Juveniles en mayoría, con ímpetu para el boxeo y con varios puntos en común. Son hijos de dominicanos nacidos en Miami o la Florida. La mayoría aún sin comenzar una carrera como amateur. Y todos sueñan con representar a la República Dominicana.
Ellos practican en el gimnasio Boxing Center, por el sector Greewich, en la 35 avenida con calle 45, bajo la tutela de Víctor De la Rosa, un antiguo boxeador que administra el local de propiedad pública, para el uso de la juventud, mayormente la latina.
“Si están conmigo es porque tienen condiciones para ser buenos boxeadores. Ahí hay corazón y disciplina”, dice un optimista entrenador al equipo de prensa del Ministerio de Deportes, durante una visita relámpago al gimnasio el domingo 28 de enero, como parte de un recorrido por el mayor número posible de eventos que formaron parte de los XII Juegos Patrios de la Florida, disputados en el pasado fin de semana en esta ciudad.
Uno de los pupilos de Víctor es su propio nieto, Joseph Anthony De la Rosa, de solo 16, años, con 6’1” de estatura y 147 libras de peso y como es entendible, es orgullo del entrenador, hermano de unos de los mejores boxeadores profesionales del país, Inicencio –Mao- De la Rosa, excampeón nacional welter, recordado porque estuvo a punto de noquear a Thomas Hearns, cuando era un proyecto mundialista.
“Sería un honor muy grande representar al país de mi mamá. Todo por mi mamá”, expresó Joseph Anthony, cuya madre responde al nombre de Andrea.
Samuel Martínez, 20 años, cuyos padres son de Puerto Plata, nació en Miami, reúne capacidad para ser un buen boxeador, expresa el entrenador.
“También juego baloncesto: soy Kyrie Irving”, dice Martínez, como forma de describir su estilo de juego, similar al del base de los Cleveland Cavaliers de la NBA, un punto que llamó la atención del inmortal del Deporte dominicano, otrora armador Eduardo Gómez. Suficiente para que entablaran una amena conversación sobre baloncesto.
“Es una experiencia nueva, algo diferente”, dice otro de ellos, Juan Carlos Carela, referente a la exhibición que hizo el grupo en el gimnasio y que fue el contacto y aportación a los Juegos Patrios, rescatados por el ministro de Deportes Danilo Díaz, luego de siete años sin efectuarse.
“Yo tengo vista, veo y aprendo muchas cosas rápido”, dijo Carela sobre sus cualidades para el pugilismo. Sus padres son nativos de La Romana, cuna de grandes boxeadores. Es de la categoría welter (147 libras), aunque ya pasó de los 20 años.
Pedro Bonilla cuenta con 18 años, peso ligero (135 libras) y será en mayo cuando comience su programa como peleador amateur. Sus progenitores son de Santiago y también nació en Miami.
“Quiero representar a mi familia, para que allá vean que lo estoy haciendo bien. Que me vean mis primos”, afirma Bonilla.
Uno de los que menos rasgo de quisqueyano aparenta es Jeffrey Fuer, de las 152 libras, de los de mayor edad y español escaso. Es hijo de padre dominicano y comparte de igual con sus compañeros de gimnasio.
A los chicos se unió en el Greewich Boxing Center la polifacética Starla Santana, ganadora medallas de oro en 100 metros planos y categoría menos 57 kilogramos del taekwon-do de los Juegos Patrios. De inmediato se colocó guantes y comenzó a golpear uno de los tres ‘sandbag’ con que uno se encuentra, una vez cruza el umbral.
El fondo y el lateral izquierdo del gimnasio, en su parte alta, están tapizados de banderas de numerosos países, de las que no puede faltar la de Estados Unidos y República Dominicana. Entre ellas están las de México, Puerto Rico, Haití, Jamaica y otras naciones de Centro y Suramérica.
En la pared opuesta, de arriba hasta abajo, Víctor De la Rosa, siempre sonriente y con buen humor, tiene dispuesto todo tipo de aditamentos para la práctica del rudo deporte.
La diversidad de banderas da idean del carácter público, comunitario para la juventud de todas las Américas y que dirige un dominicano. Y cuyos pupilos de padres quisqueyanos, tienen como anhelo, algún día, representar a la tierra de sus padres.