El Barcelona jugará la final de la Copa del Rey. Será el rival del Sevilla el próximo 21 de abril. Su presencia en la final será la quinta en cinco años, un dominio apabullante.
Los de Ernesto Valverde lograron imponerse al Valencia en Mestalla (0-2) como antes ganaron también en su estadio (1-0) por la mínima.
El partido lo desequilibró Coutinho, recién salido de los vestuarios al inicio del segundo tiempo, el brasileño se estrenó como goleador con la camiseta azulgrana. Y, además, mostró su desparpajo durante el tiempo que estuvo en el campo.
El tanto dejó anestesiados a los ché, que no solo habían resistido el empuje del Barça en la primera, sino que habían llegado una y otra vez por una banda izquierda dominada a placer por Rodrigo. Hasta que se lesionó.
Pese a que su sustituto devolvía las esperanzas a la avenida de Suecia de Valencia, Guedes tampoco alcanzó el gol. Y el Barça se sintió cada vez más cómodo en el terreno de juego, amo del balón y de los tiempos.
En una contra, como esas que armaba el Valencia cada dos por tres, un palo incluido, pero ningún tanto, envió el partido visto para sentencia Rakitic, el hombre que inicio el contragolpe y el que lo finiquitó. Ya nada más se supo del Valencia, imposible meter cuatro goles.