El Partido Revolucionario Dominicano tiene la obligación, si en verdad busca volver al Poder, de abrir sus puertas a los jóvenes, trabajadores y diferentes sectores empresariales de la nación.
Nueva vez tiene el PRD que aplicar la estrategia peñagomista que abrió las puertas anchas de esa entidad, y que tantos buenos resultados dieron en el pasado, atrayendo incluso adversarios enconados del partido blanco tanto de derecha como de izquierda.
Peña, el gran timonel, el visionario y estratega fino, abrió sus ideales a la unidad, a la concertación interna y externa. Le ofreció y le dio un sitial político e importantizó a todo el que estuviera dispuesto aportar y trabajar por la causa que él encabezaba.
En la marcha del PRD hacia el Poder arremolinó a su alrededor a las corrientes y personalidades más diversas.
Así, la moral de los cuadros, dirigentes, militantes y simpatizantes del PRD se multiplicó, transformándose día a día en una fuerza descomunal hacia la toma del Poder.
Peña Gómez nos diseñó un modelo práctico y que se ajustaba a nuestra realidad. El darle la espalda a esa estrategia peñagomista le ha costado caro al PRD.
Por intereses personales, algunos dirigentes del PRD en Santiago, encabezados por Héctor Gruñón Moronta, ex síndico y ex fiscal, desdeñan la táctica, la línea del siempre recordado líder José Francisco Peña Gómez.
Sólo piensan en sus aspiraciones, en sus intereses, aunque los sondeos y las mediciones científicas que se realizan dentro y fuera del PRD le colocan en una aceptación mínima de un 3% y un 4%.
El PRD en Santiago, para enfrentar a los candidatos del gobierno, del PLD y su aliado el PRSC, tiene que presentar caras nuevas, hombres y mujeres del pueblo, representantes de los sectores profesionales, juveniles y empresariales de esta prospera provincia.
El PRD no puede colocarse en contra de la dialéctica del sistema y de la sociedad. Con la actitud de Moronta, el partido blanco en Santiago se ve como dando marcha atrás, como si quisieran ponerla en retroceso político y organizativo.
Esos dirigentes deben entender que las masas siempre terminan donde ven mayor seguridad para que se cumplan con sus metas y objetivos….
Y no perdonan a quienes, habiéndolo apoyado, al llegar a la cúspide del Poder municipal o estatal descuidan los objetivos, y hacen poco o nada por el pueblo, por sus compañeros y amigos.
Ahora hay nuevos tiempos, no le queda gracioso a esos dirigentes del PRD en Santiago el querer un Partido Revolucionario Dominicano al estilo diseñado por el líder comunista Lenin.
Se que es un trago amargo para esos viejos dirigentes perredeísta de Santiago el que las encuestas lo presenten desdeñado por las bases de su organización y por el pueblo.
Es que los perredeístas quieren en la boleta congresuales y municipales a sus dirigentes más populares, a representantes del empresariado, de los profesionales, de la juventud, de la mujer, que gocen de simpatías en el PRD y en el pueblo, como garantía de triunfo y de Poder.
El Autor es periodista