Dos acontecimientos que tuvieron lugar en el mes de julio son de vital importancia para República Dominicana: 59 aniversario del crimen de un gran periodista y escritor, y el nacimiento de lo que los historiadores llamaron la “Tercera República”. Estas fechas pasaron desapercibidas, aún para las “autoridades competentes”: Efemérides Patrias y los ministerios de Cultura y Educación.
El pasado 12 de julio se cumplieron 94 años de que el país vuelve a ser una República soberana: se enarboló la bandera dominicana y se arrió la bandera de Estados Unidos. Durante ocho años (1916-1924) fue colonia norteamericana, tenía gobernadores militares de esa nación.
El país vivió un proceso de controversia y agitación patriótica. Los nacionalistas habían logrado una victoria moral a nivel internacional por el deterioro de la imagen de EE.UU., por la ocupación militar de Santo Domingo. Los representantes norteamericanos y algunos intelectuales locales, como Francisco J. Peynado, buscaban una salida “negociada” de las tropas gringas. Otro grupo, entre ellos Américo Lugo, demandaban la desocupación “pura y simple”. Acordaron escoger un presidente provisional, Juan Bautista Vicini Burgos, y organizar unas elecciones que ganó el viejo caudillo Horacio Vásquez.
Vicini Burgos emitió el Decreto No. 246 que declaraba día festivo el 12 de julio de 1924, así como el día anterior. El historiador Juan Daniel Balcácer explica al Diario Libre que como día festivo esa fecha se diluyó durante la dictadura de Rafael L. Trujillo Molina.
Marrero Aristy
Pocas personas recordaron que un 17 de julio de 1959 fue asesinado, el que algunos consideraban como un genio de la literatura, Ramón Marrero Aristy (1913-1959). Tenía 46 años. Escribió obras como “Perfiles Agrestes”, “Balsié” y la emblemática Over”. El historiador José Miguel Soto Jiménez afirma, en un artículo en el Listín Diario, que “su pluma se deslizaba con maestría por el cuento, la novela y el ensayo”.
Escribió para los diarios La Opinión, La Nación, El Caribe. De pertenecer al círculo íntimo de Trujillo, cayó en desgracia. El jefe de los Servicios de Inteligencia Militar (SIM), Jhonny Abbes, lo culpó de haber “filtrado” informaciones al periodista polaco-norteamericano del New York Times, TadSzulc, quien había publicado un reportaje criticando las injusticias que cometía el régimen con los trabajadores campesinos.
Abbes y Aristy habían tenido varios encontronazos: el primero acusaba al periodista de conspirador y le atribuye el haber dicho que Trujillo estaba en decadencia y que “algún día un negro (como él) iba a ser Presidente”. Varias veces Marrero encaró al tenebroso Abbes, al que acusó de ser “un chismoso sin talento”. Después de muchas intrigas, Marrero fue asesinado por haber dizque “traicionado” al dictador.
Tal vez el crimen no tuvo resonancia en el tiempo, aunque era secretario de Trabajo, debido a que acaeció casi junto con la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo (del 14 y 20 de junio 1959); y después ocurrió el asesinato de las Hermanas Mirabal y el fin de la dictadura.