Al salir del vientre amoroso gritamos y comienza los cambios, crecemos, nos reproducimos, decaemos, finalmente desaparecemos sufriendo.
En nuestro tránsito de la senectud comprendo que cuando podemos mantener control en si equilibrio, tanto en la tristeza como en la grata alegría, realmente se está en la paciencia, aceptación.
La grandeza de Dios, el todo está presente por eso amo el semejante, solo por ser semejante. Es que todo procede de Dios.
El ser humano no cambia, tiene el corazón cubierto con el lado del materialismo, está dominado, dormido en la oscuridad de la ignorancia, nada de entender las leyes naturales de la vida y es controlado por la fuerza de lo material.
Lo que se hace bajo el influjo de la pasión atrasa el adelanto espiritual, lo que se funda en la vida bondadosa, fortalece el conocimiento espiritual, uno debe despertarse y hacer lo que le corresponde. El que se dedica a cumplir la ley de su creación, ley de Dios, de seguro estaría en las buenas cualidades, así lo dijo Jesús.
La desigualdad que existe entre la materia y el espíritu, es que la materia carece del conocimiento que el espíritu humano tiene de su propia existencia, de sus estados, de sus actos y de las cosas. Y el espíritu se tiene conciencia. Todo lo sublime que existe en el universo es obra de Dios.
Hoy los dejo con Beethoven: “Quiero demostrar que todo el que obra recta y noblemente puede por ello mismo sobrellevar el infortunio”.
Consérvense bueno
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana
