Los dominicanos celebran este jueves el 155 aniversario de la Gesta de Restauración que desvolvió al país la independencia lograda, tras la República Dominicana estar sometida por los haitianos durante 22 años y ser anexada a España por el presidente Pedro Santana.
El movimiento restaurador de la independencia estuvo encabezado por el general Gregorio Luperón, y se constituyó en un hecho sin precedencia que se forjo en la memoria dominicana como el combate más valiente de la historia patria.
La Guerra de la Restauración fue llevada a cabo en Santo Domingo desde 1863 hasta 1865 entre los dominicanos y España, y fue promovida por el conservadurismo dominicano que invitó a tomar posesión del país 17 años después de la Guerra de Independencia contra la República de Haití, y 42 años después de que los habitantes de la parte oriental se declararan independientes de España.
El 16 de agosto de 1863 bajo el liderazgo de Gregorio Luperón y Santiago Rodríguez, se hizo una audaz incursión en la capital (Santo Domingo) donde se levantó la bandera dominicana, esta acción, conocida como el Grito de Capotillo, en la provincia Dajabón, fue el comienzo de una guerra que duró hasta 1865.
Los cibaeños se unieron a la rebelión para unir fuerzas y el 13 de septiembre, un ejército de 6,000 hombres bajo el mando del comandante en jefe de la guerra restauradora, el general Gaspar Polanco, se atrincheró en la Fortaleza San Luis, en Santiago, para iniciar el combate.
En esos momentos el general Pedro Santana fue reemplazado por el español mariscal José de la Gándara, pero al final el ejército español fue incapaz de derrotar a los insurgentes y tuvo que abandonar el país.
En ese mismo contexto histórico, los rebeldes establecieron un nuevo gobierno al día siguiente, con José Antonio “Pepillo” Salcedo como presidente, e inmediatamente descalificó a Santana, que era líder de las fuerzas españolas.
Salcedo intentó pedir ayuda a los Estados Unidos, pero fue rechazada. El conflicto terminó con la victoria dominicana y la retirada de las fuerzas españolas del país.
Durante la Guerra de Restauración muchos lugares dominicanos y la agricultura fueron destruidas (a excepción del tabaco), no obstante la contienda trajo un nuevo nivel de orgullo nacional a la República Dominicana.
Esta victoria demostró a los cubanos y puertorriqueños que España podía ser derrotada, la guerra se concentró en las manos de pocos caudillos regionales, quienes podían ordenar la lealtad de las regiones. Este sistema de poder político se mantuvo hasta finales del siglo XX.
Debido a los daños ocasionados por la guerra, la política dominicana se mantuvo inestable durante los próximos años.
Esta inestabilidad produjo que los gobernantes no tuvieran un tiempo duradero en el poder, el cual trajo consigo un relajo en los períodos de gobiernos, donde los presidentes no duraban más de cinco o seis meses ejerciendo este oficio y un ejemplo de esto fue el gobierno de Pedro Antonio Pimentel, quien fue Presidente durante tres meses y reemplazado por José María Cabral.
Estos llevaban una secuencia, y Cabral, a su vez fue derrocado por Buenaventura Báez en diciembre de 1865, pero retomó la Presidencia en mayo de 1866.
La ambición de Báez era tan grande que fue capaz de recuperar la Presidencia una vez más en 1868, para hacer negociaciones con los Estados Unidos sobre la posible venta de la Bahía de Samaná.
La guerra marcó un nuevo nivel de cooperación entre Haití y la República Dominicana. Hasta entonces, Haití había considerado la isla de La Española como “indivisible” y había intentado, sin éxito, conquistar la mitad oriental varias veces en el pasado.
En eso mismo orden, esto obligó a Haití a darse cuenta de que este objetivo era esencialmente inalcanzable, pero se produjeron años de disputas fronterizas entre los dos países.
El conflicto terminó con una victoria dominicana debido a la retirada de las tropas españolas tras las Cortes ordenar su repliegue, debido a que los costes de la guerra eran muy altos y no necesitaban el territorio, y de ese modo los dominicanos demostraron que juntos y uniendo fuerzas podían alcanzar cualquier objetivo para defender la nación.
El 16 de agosto se conmemora un día de fiesta nacional en la República Dominicana, así como en ocasiones el día que el Presidente dominicano es juramentado en su cargo cada cuatro años.
