SINGAPUR (Reuters) – Una hamburguesa para almorzar y lechuga para cenar. Un cigarro después de ir a correr. Pizza y cerveza para paliar la tristeza. ¿Suena normal? Lo es, según un estudio que muestra que la mayoría de las actitudes saludables de las personas suelen acompañarse por otras poco lógicas.
Más de la mitad de 10.300 personas entrevistadas en la encuesta global "Healthy Living", llevada a cabo por la empresa Synovate, explicaron que comen lo que quieren cuando quieren y un tercio dijo que le gustaba tanto la comida rápida que no podía dejarla.
Otro tercio de los encuestados afirmó que solía comer comida rápida cuando se sentía mal.
Pero una de cada cuatro personas entrevistadas en 12 países también dijo que hacía algo para compensar sus costumbres poco sanas haciendo ejercicio o reduciendo la cantidad de comida, cigarros o alcohol. Entre los chinos consultados, este número ascendía a uno de cada siete.
"Puede que estas actitudes no tengan sentido pero cuando se trata de comida, salud y control de peso, la gente tiene actitudes contradictorias", dijo Steve Garton, director de medios de Synovate.
"Hicimos el mismo estudio en 2007 y parece que la gente no está menos confundida ahora respecto a la comida de lo que estaba entonces. Todo depende de si pensamos en la comida como un placer o como un carburante (…) y parece que la mayoría de la gente mezcla ambas", añadió.
Mientras casi la mitad de los estadounidenses y los británicos dicen que no pueden dejar la comida rápida, los estudios revelan que Bulgaria es el país con más adictos a este tipo de comida, donde casi el 70 por ciento de los encuestados acuden frecuentemente a un puesto de comida chatarra.
Los países en los que es menos popular son Suecia y Malasia, donde sólo una de cada cinco personas afirmaron necesitarla.
Quienes comerían para levantarse el ánimo son las mujeres británicas y estadounidenses, según el estudio, dado que casi la mitad de las encuestadas dijeron que comían cuando se sentían mal.
"La reacción automática a las malas noticias o al aburrimiento es muchas veces una taza de té y algo dulce para acompañar", dijo Jill Telford, consejera delegada de Synovate en el Reino Unido.
"Al igual que eso, un mal día puede mejorar con un vaso o dos de Chardonnay por la tarde", añadió.
Para controlar el aumento de peso la mayoría de la gente encuestada dijo que aumentaba su actividad física y reducía la cantidad de comida ingerida.
Los países en los cuales más se reduce la cantidad de comida son, entre otros, los Emiratos Arabes Unidos, Brasil, Estados Unidos, España, Reino Unido y Canadá.
Los españoles y los brasileños son los que tienen mayor tendencia a hacer lo que sea por perder peso para estar guapos, lo que va de la mano con la cultura de playa de ambos países.
"Casi la mitad de los encuestados asocian los errores con la elección de la comida en lugar de con las vidas sedentarias, lo que nos devuelve a la complicada cuestión sobre el papel que tiene el alimento en nuestras vidas", explicó Garton.
El estudio se llevó a cabo a través de internet y de entrevistas en profundidad realizadas en febrero del 2009 en 12 países: Brasil, Bulgaria, Canadá, China, India, Malasia, Países Bajos, España, Suecia, Emiratos Arabes Unidos, Gran Bretaña y Estados Unidos.
(Por Miral Fahmy; Traducido por Elena Massa en Redacción Madrid)