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Deterioro de la salud mental, una consecuencia del trabajo doméstico

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Tras encuestar a casi 400 mujeres casadas, con hijos y a cargo de las responsabilidades domésticas, investigadores estadounidenses llegaron a la conclusión de que esas tareas, que deberían ser compartidas equitativamente con los hombres, están generando problemas de salud mental.

El trabajo doméstico invisible, que va desde organizar los horarios de la familia hasta estar pendientes de las necesidades emocionales de los hijos, sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres. Y eso tiene serias consecuencias tanto en su bienestar como en su salud mental. (Lea Colombia se une a 21 países para combatir la venta ilegal de medicamentos por internet)

La conclusión fue presentada hoy en un estudio publicado en la revista Sex Roles y liderado por Lucia Ciciolla, profesora asistente de Psicología de la Universidad Estatal de Oklahoma (EE.UU.). Tras en entrevistar a 393 mujeres estadounidenses casadas o comprometidas con hijos menores de 18 años, ella y su equipo aseguran que detrás del trabajo doméstico hay serios inconvenientes relacionados con la salud mental.

En sus palabras, “aunque haya más lavadoras, continúan teniendo la responsabilidad de asegurarse de que el detergente no se agote, toda la ropa sucia se lave y siempre haya toallas disponibles». Las mujeres, asegura, Ciciolla, «están empezando a reconocer que todavía mantienen la carga mental del hogar, incluso si otros comparten el trabajo físico, y que esta carga mental puede pasar factura».

Para analizar cómo el trabajo doméstico invisible afecta al nivel de satisfacción de las mujeres con sus vidas y a sus sentimientos de angustia o vacío, los investigadores establecieron tres grupos de tareas: organizar los horarios de la familia, fomentar el bienestar de los hijos y tomar decisiones financieras importantes.

Casi 9 de cada 10 mujeres respondieron que se sentían las únicas responsables de organizar los horarios de la familia, un porcentaje alto dado que un 65 % de las encuestadas tenían un empleo, según Suniya Luthar, profesora de Psicología de la Universidad Estatal de Arizona y otra de las autoras del estudio.

Por otro lado, 7 de cada 10 revelaron que también eran responsables de otras áreas de las rutinas familiares, como la asignación de tareas domésticas.

Esa «responsabilidad exclusiva de la administración del hogar mostró vínculos con los niveles de angustia de las madres», explicó Luthar.

La tarea de estar pendientes de las necesidades emocionales de los hijos también recaía casi exclusivamente en dos tercios de las encuestadas y 8 de cada 10 dijeron ser quienes conocían a los maestros de los niños.

Esa labor invisible de buscar el bienestar de los hijos se vinculó fuertemente con la angustia de las mujeres, con sus sentimientos de vacío y también con bajos niveles de satisfacción con su pareja y con la vida en general.

En el capítulo de responsabilidades compartidas, las encuestadas mencionaron la tarea de inculcar valores a los hijos y la toma de decisiones financieras.

«Necesitamos atender el bienestar de las madres si queremos que a los niños les vaya bien, y también por el propio bien de ellas», subrayó Luthar.

A juicio de Ciciolla, «ser capaces de abordar las desigualdades en el trabajo invisible» puede permitir crear hogares más funcionales y «ahorrar gimnasia mental a las mujeres para que encuentren espacio y tiempo para cuidarse a sí mismas».

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