Tengo en el escritorio el libro. Duarte y la Historia. Escrito por el doctor Enrique Patín Veloz. Colección Duartiana Vol. V, República Dominicana, 2007.
Es nuestra lectura preferida, realmente no sé cuántas veces lo leo, lo vivo como el alimento espiritual de nuestro carácter. Es la nobleza nacionalista del amor puro, sin manchas del más grande dominicano. Seguro estoy que si fuera el texto de educación de la dominicanidad y se practicara en los deberes cívicos, las costumbres y responsabilidades del dominicano, hoy esta madre patria de hombres buenos fuera en sinceridad una hermandad familiar en plena paz, seguridad y felicidad.
Yo me digo: mi Duarte está olvidado. Pero, aun hay patria. Me permito entregar de esta gran obra dos temas: el Decálogo Duartiano en lo que Duarte rechaza o condena.
El Derecho Duartiano
1. Ama a tu patria con amor invariable y entrega total.
2. Ten fe en tu pueblo y en su destino.
3. Jamás permitas que ninguna porción de su territorio sea cedida a alguna nación extranjera.
4. Respeta la ley y mírala como la reguladora de las relaciones sociales.
5. Considera a la política como una de las más nobles actividades humanas. Ejércela con desinterés económico, justicia y patriotismo.
6. Considera a la libertad como lo más preciado de la vida.
7. Lucha por la unión de todos los dominicanos, sin tomar en cuenta la clase a que pertenezcan.
8. Considera a la justicia como el primer deber del hombre y el fundamento de la felicidad social.
9. Lucha por una sociedad libre de privilegios políticos, económicos, que se opongan a la unión armoniosa de todas las clases sociales.
10. Considera a Dios, a la libertad y a la patria, como los supremos intereses del pueblo dominicano.
Lo que Duarte rechaza o condena
1. La entrega o anexión total o parcial de la nación dominicana a otra extranjera.
2. La unificación o fusión de la nación dominicana con la haitiana.
3. Lo que lesiones la soberanía nacional.
4. Lo que limite o perjudique el ejercicio de los derechos humanos.
5. La inmoralidad patriótica en todos sus aspectos.
6. Los gobiernos antidemocráticos.
7. El oportunismo político.
8. La inmoralidad política en todas sus formas.
9. El enriquecimiento ilícito con la ayuda de la política.
10. El irrespeto a la ley.
11. El menosprecio político de la juventud.
12. Lo que beneficia a lo extranjero en perjuicio de lo dominicano.
13. Todo acto contrario a la concordia, a la fraternidad, la unión de clases y la justicia social en perjuicio del pueblo dominicano.
Dominicanos ¿lo que acabas de leer lo está viviendo el pueblo dominicano? El pasado es presente y futuro. Alguien escribió con incontrovertible razón: “El pueblo que olvida su historia está perdido”. Pero yo sé, lo estoy viendo, aún hay patria. ¿Qué hacer? Darle vida al amor de patria nacionalista, dominicanidad Duartiana, con hechos cumplir la ley solo por ser nacionalista dominicano por el otro dominicano. Así se acabará la inseguridad y la corrupción. Si se cumple la ley la pobreza haitiana no crea más pobreza dominicana. El responsable es el dominicano que tiene como patria obtener dinero y más dinero sea como sea. ¡Increíble, pero cierto! Vi por la televisión un grupo de una ONG haitiana con su propósito de unificación, en la manga de la camisa uniendo la bandera dominicana junto a la haitiana.
Ya basta de recordar a nuestro padre de la dominicanidad con palabras y flores. Urge cumplir la Constitución y leyes. La historia nos enseña, veo la ley de la muerte para los países corrompidos. La ambición y codicia en sumar millones de pesos, es una pérdida de la razón. Lo material es transitorio. La obediencia a las leyes naturales y las creadas por el legislador dominicano debemos cumplirlas, es nuestra obligación y se acabarían los males del materialismo. La educación universal hoy es nacionalista, creadora de una guerra fría económica. Darle vida a la educación de los conocimientos para vivir como lo dictan las leyes de la naturaleza. Recuerdo a Gandhi decir: “La educación que no enseña el carácter, no sirve para nada”. Y en eso está la humanidad. Aún hay patria obedeciendo a las leyes del nacionalismo dominicano. Seamos buenos ciudadanos.
Dominicanos: estamos obligados a darle vida a Juan Pablo Duarte. Seamos en sinceridad hermanos dominicanos.
Consérvense buenos…
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana