Mogadiscio.– El presidente de Somalia, Sharif Sheikh Ahmed, ha asegurado que no negociará con los rebeldes radicales islámicos que tratan de derrocar su Gobierno y seguirá la lucha "hasta el final" para erradicarlos del país.
En declaraciones difundidas hoy por medios locales, Sheikh Ahmed dijo, tras una reunión celebrada ayer con dirigentes de un grupo islámico, que "no hay razón para hablar con delincuentes que asesinan al pueblo", en referencia al grupo integrista radical Al Shabab, al que EEUU vincula con Al Qaeda, y sus aliados.
"Vamos a luchar contra ellos hasta erradicarlos o que muera el último soldado del Gobierno", indicó el gobernante, apoyado por la comunidad internacional.
Los radicales "no saben nada de la religión (islámica), no pueden contestar a una sola pregunta sobre ella y luchan en nombre de algo absolutamente erróneo", aseguró el presidente.
Las declaraciones de Sheikh Ahmed se produjeron tras una reunión con los dirigentes del Ahlu Sunna Waljamaa, un grupo sufi (místico) musulmán relativamente moderado que lucha contra los radicales aliado con el Gobierno, al que el presidente pidió que le ayuden a "salvar al país de Al Shabab y sus aliados extranjeros".
Sheikh Ali Hagi Yusuf, que encabezaba la delegación de Ahlu Sunna Waljamaa, manifestó su disposición a "defender nuestra religión de Al Shabab, que la está malinterpretando con lo que destruye la imagen del Islám".
Por este motivo, pidió la ayuda de las tropas del Gobierno para desalojar a Al Shabab del centro del país, donde controlan buena parte del territorio, lo mismo que en el sur de Somalia.
Sheikh Ahmed, un integrista relativamente moderado, que encabeza la Alianza para la Nueva Liberación de Somalia (ARS), fue elegido presidente el pasado 31 de enero por el Parlamento del país reunido en Yibuti, pero los grupos radicales como Al Shabab no lo aceptaron y manifestaron su intención de luchar contra él hasta derrocarlo.
Estos grupos acusan a Sheikh Ahmed de "impío" y de aliarse con Occidente, al que consideran su enemigo, y luchan contra él y para expulsar a las tropas de paz de la Misión de la Unión Africana (AMISOM) de Somalia.
Poco después de la reunión de Sheikh Ahmed con Ahlu Sunna Waljamaa, un artefacto hizo explosión al paso de un convoy de la AMISOM en Mogadiscio y causó la muerte de un niño de tres años y heridas graves a dos de sus hermanos.
Al Shabab asumió el ataque y aseguró que habían dado muerte a varios componentes de la fuerza africana, pero testigos presenciales, que pidieron el anonimato, confirmaron a Efe que sólo murió un niño y otros dos sufrieron heridas.
Las tropas del Gobierno y sus milicias aliadas llevan a cabo desde el pasado lunes una contraofensiva para recuperar en territorio controlado por Al Shabab y sus aliados en Mogadiscio y el centro del país.
El Gobierno de Somalia ha asegurado esta semana que quiere restaurar la seguridad en Mogadiscio y el resto del país en un periodo de "cien días", por lo que prosigue la ofensiva contra los radicales.
El pasado 8 de mayo, Al Shabab y sus aliados, apoyados por varios centenares de combatientes extranjeros, emprendieron una ofensiva contra el Gobierno en Mogadiscio, en la que han muerto unas 250 personas en la capital y al menos otro centenar en el resto del país, la gran mayoría civiles.
Además, unas 800 personas han resultado heridas y más de 60.000 han tenido que abandonar sus hogares en Mogadiscio huyendo de la violencia.
Hoy mismo, una vieja casa de Mogadiscio, en la que se refugiaba una familia de diez personas huida de otro lugar de la capital somalí debido a los combates, se derrumbo y causó la muerte a tres de ellas, heridas a otras tres y hay al menos tres desaparecidos.
El coronel Ali Gaab, mando policial que dirige los trabajos de rescate, dijo a Efe que habían recuperado tres cuerpos, otras tres personas heridas, entre ellas un niño de dos años, y que buscaban a los desaparecidos.
El edificio, explicó, tenía más de 80 años y no había sido reparado desde su construcción, en la época colonial italiana. EFE