La Secretaria de Turismo (Sectur) ha modificado su misión. En los últimos años ha enfatizado menos la planificación y regulación de los servicios y más la promoción en el exterior y la realización de obras físicas, siendo lo último una novedad. Tal giro responde a los urgentes reclamos de los hoteleros, aunque resulte en un desequilibrio de sus funciones públicas.
A partir de su creación en diciembre del 1979, la Sectur se concentró principalmente en la promoción de la industria. Esto requirió una lucha campal para lograr que se reconociera el rol del turismo en el desarrollo nacional, la concesión de incentivos fiscales, la supervisión de la inversión en proyectos y cuantiosas inversiones en publicidad y relaciones públicas en el exterior.
Pero a partir del 2004, la Sectur comenzó a realizar obras físicas en los polos turísticos. En la última gestión de Felucho Jiménez, el Comité Ejecutor de Infraestructuras en Zonas Turísticas (Ceiztur) fue responsable por la inversión de más de RD$3,000 millones en plantas de tratamiento, regeneración de playas, carreteras, alcantarillados, acueductos, viviendas, calles, aceras y contenes, obras comunitarias y estudios técnicos.
Los líderes del sector privado aplaudieron esas nuevas intervenciones. Lo hicieron porque las agencias gubernamentales con la responsabilidad institucional directa (SEOPC, INAPA, municipios, etc.) no respondían con la presteza debida. Ceiztur ha devenido así en un pequeño ministerio de obras públicas paralelo sin que nadie objetara la desinstitucionalización del Estado que eso representa.
Aunque aliándose a otras dependencias, el nuevo incumbente de la Sectur ha profundizado el modelo. Con el endoso de los privados, ha prometido la realización de obras en Punta Cana, Bávaro, Samaná, Las Terrenas, Juan Dolio, Boca Chica, Bayahibe, y Guayacanes, entre otras. Listadas a continuación, las ya anunciadas multiplican el tipo de obras a realizar y cubren áreas geográficas otrora soslayadas.
BARAHONA: teleférico, puerto de cruceros, saneamiento del río Birán, remozamiento del malecón, regeneración de las playas de Quemaito y San Rafael, reconstrucción del sistema sanitario, ordenamiento territorial y habilitación de 100 senderos ecoturísticos en la región.
BAYAHIBE: arreglo de carretera y de acceso a los hoteles, parqueo para autobuses, aceras y contenes, plaza artesanal, ordenamiento territorial, señalización, centro de información y capacitación.
CABARETE: asfaltado de las calles.
LAS TERRENAS: construcción de 19 kilómetros adicionales en la carretera Sánchez-Las Terrenas, ordenamiento territorial, asfaltado de las calles (incluyendo el remozamiento de la entrada al municipio), saneamiento de las cañadas y ríos, ordenamiento territorial y un plan de señalización.
BOCA DE YUMA: construcción del tanque del acueducto, pavimentación de las calles y reacondicionamiento del malecón.
En adición, la Sectur ha creado una Unidad de Mantenimiento Vial, anunciado un plan nacional para el mantenimiento de las playas y prometido la remodelación (aunque con fondos privados) de las 207 cabañas del Vacacional Ercilia Pepín en Jarabacoa. También está convocando a concurso para la rehabilitación de la carretera Samaná-Las Galeras.
Este activismo, sin duda responde a la necesidad real de mejorar el producto turístico nacional. Con mucha razón, los hoteleros han insistido en que había que hacerle frente a la arrabalización de los entornos turísticos para poder ser competitivos. Y ante la inercia de las dependencias responsables, estas incursiones de la Sectur hay que aceptarlas y bendecirlas.
Pero no debe obviarse el reclamo de que se vuelva a la institucionalidad. Hay que buscar fórmulas para que las otras agencias públicas asuman sus responsabilidades. Tampoco debe ignorarse la necesidad de responder a los retos de la diversificación del producto, la calidad de los servicios y la sustentabilidad de la industria. Esas prioridades no son las favoritas de los hoteleros, pero la Sectur tiene que recordar que no solo gobierna para ellos.
En una próxima entrega se sugerirán iniciativas que, al responder a los retos soslayados, equilibraran mejor la función de la Sectur, impartiendo mayor equidad social a su gestión.
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