Llegó mucho antes de la hora prevista. Con su andar cansado y la voz serena, entrecortada por los “desentonos” del asma que padece hace muchas décadas y por esas secuelas que dejan las torturas más atroces de que fue objeto.
Al comandante Delio Gómez Ochoa le acompaña una vitalidad que parece ignorar tantos años de luchas, primero en las sierras cubanas, donde se destacó como uno de los jefes militares que llevaron a cabo, liderados por Fidel, la guerra revolucionaria contra la dictadura batistiana. Luego, consolidado el triunfo allá, como parte de los expedicionarios que arribaron a tierra dominicana el 14 de junio de 1959, hace hoy 58 años.
En el siniestro cobertizo devenido cámara de torturas de “la 40”, los métodos más atroces no diezmaron su verticalidad de combatiente.
Ante la interrogante del porqué no se pudo consumarse la victoria en aquel entonces y si cataloga como un fracaso el revés de los hechos del 14 de junio del 59, Gómez Ochoa reflexiona:
“Cuando existen las condiciones revolucionarias, espirituales, ideológicas; mientras la idea no muera, no se puede hablar de fracaso. Por eso titulo mi libro La victoria de los caídos, porque al final vimos los resultados que se derivaron de aquellos sucesos del 14 de junio de 1959, a pesar de los crímenes y las persecuciones. Es que no había una vanguardia política organizada, que sí comienza a existir después de esa fecha”.
– ¿Qué nuevos aspectos abordará en la reedición de su libro La victoria de los caídos?
“La crisis del país no termina con la muerte de Trujillo, al contrario, la Agencia Central de Inteligencia sigue calzando a los contrarrevolucionarios. En medio del gobierno de García Godoy aparecieron revolucionarios muertos y se sabe que fue un agente de la CIA quien organizó toda esa matanza aquí. Después, una vez capturado en Uruguay, tuvo que dar cuenta de cuánto había hecho.
“Hay que recordar aquella época en que los países del área vivían conflictos muy grandes. Las actitudes del gobierno norteamericano eran muy hostiles, no sólo contra Cuba, en medio de la crisis de los cohetes o los misiles. Fue en esas circunstancias en los cuales se produjeron invasiones a otras naciones, como la propia República Dominicana.
“El libro resumirá toda esta información desclasificada por la Casa Blanca, la CIA y el Pentágono, hasta ahora inéditos, a los cuales tuvimos acceso y que estarán fotocopiados en la nueva reedición de mi libro La victoria de los caídos, así como los detalles de los aviones enviados por Trujillo a Trinidad, dos de los cuales aterrizaron en territorio cubano”.
– ¿Considera cumplidos los objetivos previstos por el Movimiento de Liberación Dominicana?
“Antes de venir leímos muy bien el Programa Mínimo del Movimiento de Liberación Dominicana. Que se cumpliera cada uno de los puntos ahí expuestos por los revolucionarios, ese era camino de la lucha.
“Me conmueve todo lo malo que se hace en el país y me alienta lo bueno Siempre pienso en esa frase martiana: ¨Con los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar…¨ Debo ser sincero y decir no he visto menos pobres en la tierra dominicana, que en aquellos tiempos cuando nosotros luchamos”.
– ¿Siente amor entre el pueblo dominicano?
“La gente me muestra en las calles su cariño y admiración. Pienso que soy un seguidor del ejemplo de Máximo Gómez. Agradezco que se fijen en mí como alguien que sigue los pasos del Generalísimo, General en Jefe del Ejército Libertador Cubano. Yo, como él, luché por ver una República libre. No siempre se pueden ver totalmente cumplidos los sueños; pero, ese ha sido un compromiso moral y patriótico que los cubanos tienen con la República Dominicana. Debo decir aquí que al pueblo dominicano lo he querido siempre con amor de niño “.
De los meses interminables en “la 40”, Gómez Ochoa evoca:
“Nos trasladaron a ¨la 40¨ para proseguir con los interrogatorios. Allí fuimos torturados salvajemente. Entre los prisioneros estaba Frank López Fonseca y recuerdo que uno de esos días eternos me trajeron sus manos cortadas, amarradas con una soguita de henequén. Me dijeron que eso es lo que hacían con un oficial cubano que le había faltado el respeto a un oficial ¨del jefe¨.
“Estuve dos años en ¨la 40¨. Me pusieron tres veces en la silla eléctrica. Empleaban una especie de picana eléctrica, de esas que se usan en los Estados Unidos para reanimar al ganado cuando se echa. Lo hacían a través de los genitales. A las mujeres que estuvieron allí detenidas, también se la aplicaron”.
– ¿Cuáles otras formas de tortura existían en “la 40”?
“Había otro centro de torturas. Pero, yo permanecí allí y hubo ocasiones en que me ponían palitos de cuaba debajo de las uñas de los pies y los encendían. Sacaban dientes y muelas. Ponían torniquetes en la frente; golpeaban con bichos de buey. Otro método era el de introducir la cabeza en agua hasta que casi nos ahogaban. Nos colgaban por las piernas durante horas y, en ocasiones, nos sentaban en las sillas eléctricas mientras llenaban el estómago de agua con una manguera. A mi me fusilaron simbólicamente dos o tres veces, o me colgaban de un helicóptero y en pleno vuelo me sumergían en el mar.
“Esto no se lo hacían a todos los prisioneros. Por ejemplo, a Juan de Dios lo torturaron de estas formas también”.
– ¿Por qué cree que se ensañaron con usted?
“Yo había estado junto a Fidel, con Camilo Cienfuegos y ellos trabajaron fuerte para inculpar a Cuba y que le reconocieran la autoría de los hechos del 14 de junio.
“Pero, en estas acciones, no sólo estaba Cuba; sino, además, Venezuela, Puerto Rico. Muchos países de América asumieron la misma posición solidaria y hubo expedicionarios europeos y norteamericanos. Es muy importante saber que el gobierno de Estados Unidos contempló la posibilidad de volar el consulado norteamericano en Santo Domingo, para crear así las condiciones e invadir los territorios cubano y dominicano”.
– Próximamente, se cumple medio siglo de los hechos del 14 de junio. ¿Cómo rememora las acciones al paso de los tiempos?
“El contenido de esa fecha encierra, en sí misma, el ideal de todos los dominicanos frente a la odiosa dictadura trujillista, cuyas atrocidades condujeron a la muerte del tirano, a manos de sus propios amigos de armas, no de sus enemigos.
“Hay que recordar que la situación que vivía la nación dominicana en esos momentos, hizo que muchos de sus hijos salieran al exilio y donde quiera Trujillo los hacía asesinar, no importaba quiénes fueran, ni dónde se hallaban.
La realidad se hizo insoportable. Aquí venían a parar los peores dictadores de la región y recibían albergue.
“Se conformó una conciencia en la región entre los revolucionarios de diversas nacionalidades. Fuimos muchos los que decidimos apoyar al pueblo dominicano a liberarse.
“Martí soñaba con esa máxima de que el dominicano fuera un cubano más en Cuba y el cubano, un dominicano en tierra dominicana. Bolívar soñó con una América grande, independiente. Fidel materializó las ideas martianas y nos formamos junto a él en este pensamiento.
“Me siento satisfecho de haber tomado esa decisión. Si volvieran a existir las condiciones de aquella etapa, lo intentaría de nuevo, a pesar de tener muchos más años ahora. Es que, en realidad, también contamos con más experiencia acumulada”.
– Un mensaje a las nuevas generaciones…
“A la juventud dominicana, que se mantenga pura como los héroes del 14 de junio y un día lograremos todo lo que un día soñamos. Porque los sueños de hoy pueden ser las realidades de mañana”.